El cine Rocío o un nuevo pedazo de Dos Hermanas que se nos marcha

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cine Rocío

Sirvió para entretener a muchas generaciones de nazarenos, muy particularmente a los niños

A los pueblos decía San Agustín: “Nadie puede pensar que todas estas cosas se han escrito inútilmente, o que se debe buscar solamente la verdad histórico sin sentido alguno alegórico, o, por el contrario, que todo esto no encierra verdades históricas, sino solo figura de palabras, o que, finalmente, tengan el sentido que tengan, no se relacionan de ninguna manera con la profecía sobre la Iglesia…”(De civ. Dei XXVII, 1). Y es sabido los berrinches, ya históricos, que yo he cogido cuando se ha derribado un edificio antiguo por los diversos –y tan diversos como de distintos partidos- gobiernos municipales sea la Hacienda de Nuestra Señora de las Mercedes o de la hidalga familia de los Rivas en la calle Antonia Díaz, el Ayuntamiento o nuestros míticos Jardines –nuestro propio Salón de la ciudad del Sol donde según se cree con mística certeza vino San Pablo-, la Plaza de Abastos, las casas de la gente del Pasaje y de María Muñoz Carballido en la vieja calle de Santa María Magdalena o la Marea, la casa de mis tíos José Pérez Iborra y Dolores Antonia Muñoz Blanco en la calle del Egido grande, la Huerta de San Agustín o del Rey en el Caminillo Real, la casa de mi tío Carlos Blanco Begines y Lola Jiménez Gómez, Lola ‘Cocorera’ en la calle Real Sevilla o Nuestra Señora de Valme, etc. etc. y tan etc.

Yo he sufrido mucho, como tantos nazarenos, con semejantes expolios pero ahora les veo un sentido no sólo real sino también alegórico.¡ Cuantas mercedes se han derramado en el nuevo Ambulatorio que ocupa el lugar de la hacienda de los Rivas, del Colegio de Nuestra Señora de la Compasión de Hermanas Compasionistas o del Colegio Pío XII! ¡Cuantas veces Dios se ha apiadado de su pueblo en este centro médico como los Rivas se ocuparon de los pobres y las religiosas de Nuestra Señora de la Compasión y los maestros de los niños de los colegios!¡ Cuánta misericordia se derrama con todo el pueblo en el lugar de las viejas escuelas del Ave María, antes centro educativo de primer orden y hoy sede de nuestra hermandad de Nuestra Señora de Valme y lugar de solaz y esparcimiento para todo un pueblo, además de encontrarse allí la Parroquia del Ave María y San Luis que sirve a Dos Hermanas lo mejor que puede en lo espiritual y lo temporal!

Y todo viene a cuento porque corre peligro de destrucción el viejo cine Rocío de invierno cuyo nombre no sé en paridad a que obedece pero estimo que tiene que ver con la que es Blanca Paloma, Reina de las Marismas, Patrona de Almonte y, ante todo y sobre todo, Madre de Dios y… de los hombres. No sé de verdad la razón de que la familia Paz escogió este nombre aunque Paz es apellido muy propio de Castilleja del Campo y Carrión de los Céspedes, pueblo este último muy rociero y por ahí creo que lógicamente deben ir los tiros. Pero, de verdad, es igual y lo ignoro. Lo que si sé es que existió un cine Rocío de verano, el viejo cine de las ‘Espelucás’ del que ya se ha hablado y que se encontraba por el viejo barrio de la Jarana por las calles Brasil y Aceituna, por las calles Madrid y Córdoba, por el Patio de Banderas –viejo corral de la vieja Dos Hermanas-, por la calle del Rey, la calle de la Ratona, la calle Campamó o Campoamor, la calle San Fernando, la calle Cristo de la Vera.Cruz y tantas viejas calles del barrio de San Sebastián, etc.

Tampoco veía claro por ejemplo porque se le quito la calle a Campoamor, el poeta, para ponérsela a Clara Campoamor, la feminista y política. Quizá todo sea simbolismo y alegoría en esta ciudad de Cristo, como dice mi gran amigo José Molero García, donde la Giralda con la Fe y el Giraldillo –la Santa Juana de los clásicos,, símbolo de Sevilla, Tierra de María y capital de la mariana Andalucía, Tierra de María Santísima- llega al poyete o umbral de Santa María Magdalena. Pero dejaré mis disquisiciones de insomne y las digresiones consecuentes.

El cine Rocío de invierno fue centro indiscutible de la tarde de Domingo nazareno sobre todo para los más chicos. En la ciudad que yo conocí de los siete cines – Español de invierno, Español de verano, Paz de invierno, Paz de verano, Terraza y Rocío de invierno y Rocío de verano- el cine Rocío de invierno servía de solaz y esparcimiento para los niños en los frescos o tórridos días de los domingos nazarenos. Cuando yo era pequeño, un niño de pocos años, los niños íbamos, los que íbamos y pertenecíamos a las familias más de Iglesia –doméstica y universal.- a la misa el domingo por la mañana y luego por la tarde al cine, preferentemente al Rocío de invierno, por lo menos los del Centro –el Pueblo como llaman no sin mística razón los modernos- y los del muchísimos barrios aunque existiera el Paz de invierno. Yo, aparte viajaba mucho en esas tardes sea septembrinas sea abrileñas con mis padres aunque no iba a ver procesiones de gloria –en las que luego como tantos y tantos doshermaneños, como según parece nos decían en el siglo XIX, he empleado tanto tiempo- sencillamente porque no salían, en tiempos en que en Sevilla estaban todas medio disueltas sino disueltas enteras menos algunas como la mía de la Alegría, la Reina de Todos los Santos o la Pastora de Capuchinos, Orden a la que tanto le debe la ciudad de Dos Hermanas. Pues bien, en el cine Rocío muchos contemplamos películas del Oeste, pepla, es decir, películas de romanos o al menos de la Antigüedad clásica, grandes superproducciones, españoladas o no, películas del gran Mario Moreno ‘Cantinflas’, que a mi al contrario que mi padre no me apasionaba grandemente, películas de Ciencia-Ficción o de Terror con los consecuentes Drácula, Lorelay, los Nibelungos , etc. etc. Era todo un universo mágico, un circo de pasiones sin cuentos, el que se abría todas las tardes a nuestros inocentes ojos de niños en la mágica pantalla del Cine Rocío.

Todos sabemos que el niño es una tierra sin arar, un surco sin sembrar, una gavia sin desbrozar, una oveja que empieza a conocer al pastor, un potro de carreras que obedece al jockey, etc. etc. etc. Y en el cine Rocío muchas veces se sembraba cizaña y el pastor dejaba las ovejas en manos del lobo, cual civil –y también místico- riu-riu-chiu de mística Cordera, pero hay que pensar cuanto bien se sembró en las almas de los niños en el cine Rocío. Todos los maestros, profesores, pedagogos, psicólogos saben de la importancia de un buen maestro –imagen del único Maestro- en la formación de la infancia y la juventud. Y yo creo verdadera, cierta y rectamente que un profesor bien formado y el cine como medio propio de formación pueden sacar muy buenos hombres y mujeres para el futuro inmediato o que va a venir en tiempos ignotos y remotos. Yo, como tantos y tantos nazarenos, soy un apasionado cinéfilo y reconozco el puesto que ocuparon en mi formación mis padres, abuelos, tíos, primos y, también, el cine al que acudía con todos ellos.

Yo lo veo un medio de formación de primer orden al igual que al Teatro, tan popular hoy en el pueblo gracias sobre todo al Excelentísimo Ayuntamiento o grupos de teatros como la Estrella, la Esperanza o el Vistazul. También admiro y mucho la Música de todos los estilos amén del Deporte tanto el Rey como los menores. Y todo ello se veía en ese microcosmos, imagen del macrocosmos, dominado por el Señor del Tiempo y de la Historia, que era el cine Rocío cuando estaba abierto. Hoy lo van a convertir en pisos por lo que se ve. No quisiera, en ninguna manera, que se cayera bajo la piqueta. Me da lástima, grima, dolor de corazón, pena entre las penas, pero si no hay más remedio espero que en las casas que se hagan, en sus salones y alcobas, en sus despachos, cocinas, aseos, se sirva a Dos Hermanas como se merece, se críen nuevas generaciones de nazarenos sanos, fieles a Dios, a la nación, incluso al rey si son, que no todos los serán, monárquicos, a otras legítimas autoridades –legitimadas por su servicio al pueblo y no por los latrocinios contra éste.-, etc. etc. En fin, espero que Dos Hermanas siga conservando su cine Rocío como centro de socialización, donde encontraban parejas los adolescentes, donde se fraguaron excelentes matrimonios y padres de familia y madres de familia, donde, en fin, disfrutaron y mucho los nazarenos. Si no se tiene más remedio que se tire el Rocío. Yo, desde luego, está claro con el sentir de mi generación, en ninguna manera lo quiero. Creo que debe conservarse quizá cómo lo que fue, como cine, en todo caso como centro de interpretación de los espectáculos que se estimen convenientes.

Sería lo mejor para todos y sería –porque siempre lo es- la voluntad del que rige y de quienes rigen a los pueblos con caridad y justicia ¿De nuevo está claro?.

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