Manuel García Morales

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Manuel García Morales

“El Señor derrama su
Gran Poder por cada rincón de este pueblo, que hace falta”

Manuel García Morales es Hermano de Gran Poder desde que nació, por tradición familiar. Fue hermano mayor (1985-1991) y pertenece a la Borriquita, Santo Entierro, Valme y Rocío. En Sevilla, del Amor, Amargura, las Penas de San Vicente, Calvario y Silencio. Reconocido cofrade vivirá mañana, con la misma ilusión del primer día, una nueva ‘Madrugá’.

De tradición familiar le viene ser hermano de Gran Poder pero ha vivido y vive intensamente la hermandad…
Mi madre, Valme Morales Rubio, ya me llevaba a ver al Señor cuando me tenía en el vientre. Siempre he vestido la túnica morada, igual que mi padre, Manuel García Rivas, y llevo cincuenta años, de forma ininterrumpida, en la Junta de Gobierno. Me acerqué a la hermandad cuando se reunían en la rebotica de Luis Romero y desde entonces, no he salido.

Hubo una época en la que fue hermano mayor, ¿qué fue lo más notable en su periodo?
Sin duda, la obra de la casa hermandad, Capilla y almacén. De siempre, la idea era tener nuestro espacio y con mucho empeño y sacrificio se consiguió. Hubo varios mandatos en los que trabajamos en ello; se hizo con el esfuerzo de todos los hermanos, a los que se les pedía ayuda, en función de sus profesiones, sus trabajos,… Fue duro, muy duro, muchas horas, pero, entre todos, se logró. En este sentido, yo también digo que es muy importante la persona que tengas al lado en casa y yo, gracias a Dios, siempre, siempre, he tenido a mi mujer, Pepi, apoyándome. Aparte pienso que para ser hermano mayor hay que tener tenacidad, perseverancia y espíritu de sacrificio; también, pensar que se juran unas Reglas y se pone la mano sobre el Evangelio.

¿Y qué siente cuando entra por la Capilla ahora?
Veo un sueño hecho realidad, por el que se trabajó y se sufrió pero que se consiguió. Fueron quince años de obra y hubo una gran capacidad de entrega.

Nos habla de esos años y de su trayectoria en la Corporación  emocionado. ¿Qué significa para usted la hermandad?
Yo siempre digo que mis hijos son Valme, Manuel Jesús y la hermandad del Gran Poder y ¡ay! de quien les haga daño… Esté o no en una Junta de Gobierno, seguiré igual porque soy un servidor de la hermandad y del Señor. Mi amor por la hermandad está por encima de todo y de todos.

Después de tanto tiempo, ¿cómo ve la hermandad?
Ha crecido mucho y estoy contentísimo con la evolución. Tenemos Capilla, Reserva Permanente y que abra 365 días, con los costes que conlleva, en todos los sentidos, y mucho, mucho más.

Usted que vive la hermandad de forma intensa, ¿cuáles son sus mejores días?
La Función, la Estación de Penitencia y los dos traslados del Señor. Esto último porque hay muchos devotos que no van en la ‘Madrugá’ y salen a ver al Señor que derrama su Gran Poder por cada rincón de este pueblo, que hace falta.

Cada ‘madrugá’ es nueva

La charla con Manuel ha sido extensa. De ella extraemos, claramente, su profundo e incondicional amor por la hermandad. Cuenta que gracias a ella tiene “grandes y entrañables amigos” y está claro que Gran Poder es su vida. Sorprende comprobar, aunque ya la presuponíamos, esta entrega absoluta a la Corporación, que pervive y se mantiene intacta tras más de cinco décadas.
Nuestra entrevista finaliza con una oración que nos dice Manuel y que era de Diego Santana Bautista:
“Gracias Señor por la luz de este nuevo día y gracias por Tu Gran Poder que me la deja ver”.

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