Manuel Lombo, un artista de Dos Hermanas siempre en la brecha

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Lombo

Aparte de cantante, Manuel Lombo es un reputado ceramista que ha ganado galardones en este oficio

Ya lo dije la semana pasada Dos Hermanas es tierra de artistas, pura y auténtica tierra de artistas. Y hoy vamos a hablar de uno de los más preclaros de los últimos tiempos de Manuel Lombo, intentado referir algunos hechos curiosos de su biografía. Quien quiera saber más de su vida puede recurrir a Wikipedia. Ya he dicho que estas páginas no son ni Wikipedia ni el Espasa y, en ellas, no aparecen todos los detalles pero si se dan algunos de personas que no aparecerán en la vida en la citada enciclopedia digital.

Sí me interesa decir que nuestro personaje nace el 27 de noviembre de 1979 hijo del matrimonio sevillano formado por Miguel Vázquez García y Concepción Lombo López. Es el pequeño de cuatro hermanos siendo los otros su hermano Miguel Adolfo; Concepción, casada con José Navarro y madre de Jacobo y Nicolás Navarro Vázquez y María Jesús, madre de Ignacio y Miriam Castillo Vázquez. La familia vivía en los pisos de San Antonio.

Manolo Lombo estudió en el Colegio de Nuestra Señora de la Compasión de Hermanas de Nuestra Señora de la Compasión, las conocidas Compasionistas, donde desde muy pequeño destacó por sus dotes en el Coro.

Y mucho podría yo contar del Manolito Lombo niño retrotrayéndome en el tiempo. Los Lombos, Miguelito y Manolito, eran dos niños que llamaban la atención. Cuidado. No eran los únicos. Pero sí estaban en esa caterva de niños que se criaban en Santa María Magdalena, muchos de ellos dedicados al servicio de altar y que ponían la nota de ingenuidad y humor en la vida ora alegre ora grave de la iglesia mayor de nuestro templo. Manolo era muy pero que muy divertido. Yo lo llevaba a veces a ver procesiones y me decía, como ya he contado en otra ocasión, sentencias y cristales, metiéndose conmigo de todas las maneras inimaginables. Al pobre Pepe Asián Cano, que goza de mejor vida, le hacía mucha gracia el ingenio del mozo que era inigualable. Por otra parte, a su hermano Miguelito le daba catequesis de confirmación. Era también muy gracioso, pero no miento si digo que ya se veía en él, en su infancia, la gravedad que después se le ha visto en su vida sacerdotal que lo ha hecho elevarse a cargos de responsabilidad como todos sabemos. Yo, particularmente, veo muy bien que un sacerdote sea alegre y afable. Exijo más bien que un sacerdote sea alegre y afable pero también que muestre la gravedad de tan trascendental e importante oficio y Miguel, puedo asegurarlo, la tenía desde niño.

Pero volvamos a Manolo. Él, como sus hermanos se crió en el núcleo duro del pueblo, que no es otro que Santa María Magdalena, sin lugar a dudas, el sitio más castizo del pueblo, sin menosprecio para las demás parroquias y hermandades o peñas y clubs veteranos que significan mucho para Dos Hermanas y que están en la mente de todos. Pero a los Lombos les tocó Santa María Magdalena. Aparte, no hay que olvidar en absoluto, que Manolo pertenecía al famosísimo y, por tantos conceptos, benemérito Grupo de Coros y Danzas Ciudad de Dos Hermanas, llevado por ese también benemérito matrimonio formado por Francisco González Anguita y María Luisa Jiménez Peña. Indudablemente el Grupo le ha dado a Manolo ese aire cosmopolita que él, inteligentísimo, se ha encargado de aumentar, limar y pulir.

Muchos ignoran por cierto que Manolo es ceramista. Y vive en Triana como las santas patronas de Sevilla, Justa y Rufina. También ha ganado galardones en este oficio y no sólo los ha obtenido por su cante.

Y hablando de su cante hay dos mujeres fundamentales en su trayectoria artística, su tita y su mami como él las llama. A la primera, a Inmaculada Pérez-Vera Hernández, amiga mía desde hace muchísimos años, tuve el honor –del cual me alegro-de habérsela presentado para gran sorpresa de Inmaculada que vio en él lo que es, un artista de la cabeza a los pies, y, además, una persona sencilla, un artista sin alharacas. Se la presenté -a ella y a algunos componentes del grupo ‘Siempre Así’- en un camino de vuelta del Rocío. No me atrevo a decir que edad tendría Manolo pero quizá no pasase de dieciséis años. Pero sí me quedo grabado lo que me dijo Inmaculada: “Germán, estos son los niños que me tienes que presentar”. Lo cierto es que la amistad de Manolo con ella, con su hermano Juan Rafael, consumado guitarrista, y con su hermano Feliciano, destacadísimo compositor, es toda una leyenda del Rocío y Manolo es uno de los grandes en esta casa tan rociera y que tanto brilla en el Rocío por el Arte que se derrocha y, sobre todo, por la devoción que hay en ella a la que es Blanca Paloma, como es la casa de Inmaculada. Pero Manolo tiene otra gran amiga que es esa mujer de trato exquisito, exquisita sensibilidad y que lucha denodadamente por nuestras tradiciones que es la gran flamencóloga Cristina Heeren, patrocinadora de Manuel. En su fundación él ha aprendido con maestros tan importantes como Naranjito de Triana y José el de la Tomasa.

Pero sí es cierto que Manolo ha tenido personas que lo han apoyado, a los que hay que sumar su pueblo entero, es verdad que yo creo que hubiera triunfado aunque el camino hubiera sido más difícil dado su tesón, su arte imparable, que le gusta el trabajo bien hecho, su bonhomía, su agrado, su amabilidad, todas las virtudes que atesora y que ha tenido desde muy joven. En efecto, la naturaleza y las musas han sido generosas con Manolo.

Por otra parte yo, que me considero un melómano empedernido, he seguido su carrera desde que empezó y he asistido a numerosos conciertos desde sus inicios hasta el de este último martes, que se ha repetido el miércoles. El último día entre lo bien que canta, la puesta en escena tan sumamente teatral cambiándose de traje a mitad de espectáculo, la interactuación con el público, el perfecto acompañamiento musical, la aparición de Juan Miguel Martín Mena dibujando in situ a la Virgen del Rocío, el guiño al público –que tanto agradecemos mi madre y yo- dirigiéndose a mi madre Francisca Alonso Muñoz como autora de algunas sevillanas que interpretó o la cita que hizo de mi tía Pepita mítica camarera del Rocío que le enseñó nuestra Salve, etc. en suma el espectáculo total que presenta lo cierto es que logra encandilar a los concurrentes, los que formaban un público de lo más granado.

Es muy importante en su vida artística señalar que lo mismo ha cantado canción española como flamenco puro, como pop aflamencado como sevillanas como otro tipo de cante yendo de lo más tradicional a lo más moderno. En total tiene ocho discos.

Pero lo interesante es que Lombo, que se ha codeado con los más importantes artistas, y que ha entrado por méritos propios en la lista de los grandes no por eso dejas de ser un joven, ya no tan joven ciertamente, de Dos Hermanas que ha llegado a lo que quería: ser artista.

Y, para acabar, quiero decir un poco de su vertiente religiosa. Es gran devoto de la Virgen de Valme y de la del Rocío. Ser valmista en Dos Hermanas no tiene demasiado mérito. Lo llevamos en el ADN. Es una fiesta que impregna mucho. Es más difícil ser rociero. Y en una familia como la mía tampoco lo es. Que yo sepa en su familia no hay antecedentes. Pero él se acercó al Rocío y ya desde muy joven se acercó a la hermandad. Tiene por otra parte casa en el Rocío y es un gran devoto de la Blanca Paloma pero de los que no forma escándalo. De los de una devoción callada y silente.

Por otra parte, es también hermano de su Santo Entierro de Dos Hermanas del alma y de San Bernardo y la Macarena.

Y así acabo. Sólo he intentado ofrecer algunos pequeños matices de la personalidad de Manolo Lombo, este gran nazareno que triunfa con su arte en los escenarios del mundo entero.

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