Antonio Morillas y lo que la represión le arrebató

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Antonio Morillas

Antonio Morillas estudiaba Medicina en la Universidad de Sevilla cuando fue expulsado por el Régimen

Antonio Morillas pudo ser médico pero la persecución por parte del Régimen hizo que fuera expulsado de la Universidad de Sevilla y que le constara la prohibición expresa de volver a estudiar en esta institución. 

Fue juzgado por asociación ilícita, propaganda ilegal y pertenencia al Partido Comunista de España Internacional por lo que le pedían cinco años de prisión. 

Estuvo en busca y captura por haberse ido a Barcelona y no haber comunicado su nuevo domicilio y padeció 18 días preso en la Modelo.

Ahora ha recibido una carta del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática en la que se reconoce que Antonio Morillas «padeció persecución por razones políticas e ideológicas durante la Dictadura» y que «tiene derecho al reconocimiento y a obtener la reparación moral y la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva» declarando «ilegal e ilegítimo» el tribunal que lo juzgó así como la ilegitimidad y nulidad de sus resoluciones y de la condena, sanción o resolución expidiendo esta «Declaración de reconocimiento y reparación personal».

Antonio Morillas cuenta lo ocurrido

«En el curso 67/68 entré en la Facultad de  Medicina. Me presenté a Delegado de curso. Ese curso se produjo un movimiento democrático muy fuerte. Se celebró en Sevilla la VI reunión coordinadora preparatoria y estábamos vinculados los cargos. Me detuvieron después de hacer una reunión, varias asambleas de distrito y concentraciones. Nos abrieron un expediente aprovechando un fin de semana que la Universidad estaba cerrada, para expulsarnos a 21 estudiantes, a dos del segundo año y a 19 de primero y ya no pudimos estudiar más en Sevilla», nos cuenta.

A raíz de su expulsión, con 18 años, Antonio Morillas incrementó su actividad política clandestina.

«Sabíamos que podía haber represalias», reconoce. «Me dolió mucho por mi padre y mi madre. Sobre todo por mi padre que él estaba muy empeñado en que yo fuera médico. En mi familia había muchos militares, algunos médicos, entre ellos Tomás Martínez que murió muy joven y fue el Director del Hospital Militar de Granada. Había mucha vinculación con la Medicina porque mi padre era el secretario del Hospital Militar de Sevilla. Él tenía mucha ilusión con que yo estudiara Medicina», indica.

Se tuvo que ir a Valencia para intentar retomar la carrera de Medicina donde hizo primero y segundo, pasó a tercero con algunas asignaturas de segundo pero: «estando matriculado de tercero me obligaron a hacer el Servicio Militar».

«Lo de la carrera fue una pena porque en Valencia el Catedrático de Fisiología había estado el año anterior en Sevilla, y creo que le caí bien, y me ofrecieron estar en la Cátedra y estuve los tres años de ayudante en la Cátedra. Tenía el camino de la investigación abierto aunque la informática me ha ido muy bien», indica.

Estando en la Mili siguió con su actividad política y en 1972 fue de nuevo detenido. Cuando sale de la Mili le procesan y le piden cinco años por asociación ilícita, propaganda ilegal y pertenencia al Partido Comunista de España Internacional. 

«Y yo pertenecía a Acción Comunista que era un grupo bastante diferente pero a ellos les daba igual. Me querían quitar de en medio», asegura.

El juicio fue el 20 de septiembre de 1973. Un momento que Antonio Morillas recuerda como complicado ya que su mujer, Loli, estaba embarazada, de hecho su hija, Tamara, nació el día 30 de septiembre, días después del juicio.

«Yo iba para Madrid pensando que no volvía porque me pedían cinco años. Pero con los chanchullos de esta gente, el abogado de uno de los compañeros de Valencia era Fiscal Jurídico Militar, que era su tío, y su padre era Notario y amañó con el Fiscal una rebaja de la petición Fiscal de cinco años a dos para que nos cayera uno y uno no se cumplía entonces. Mi abogado fue Manuel del Valle Arévalo, que fue Alcalde de Sevilla. La gente ayudaba a los presos políticos», indica sintiéndose afortunado por no haber entrado en la cárcel.

En 1974, Antonio Morillas se va a Barcelona para, a través de una serie de contactos, crear el grupo de su partido.

«Me fui a Barcelona y no di el cambio de domicilio por lo que me pusieron en busca y captura», indica. «No hubo mucho problema porque yo estaba trabajando en una empresa importante ‘La Seda de Barcelona’ y pude demostrar que estaba localizado. Aún así me tuvieron 18 días en la Modelo de Barcelona en el mes de mayo de 1975. Salí y la empresa se portó bien conmigo, me readmitió», detalla.

Antonio Morillas optó por formarse como programador de ordenadores y analista de sistema. Sacaron plazas de programador del Centro de Proceso de Datos y conseguí plaza, en Barcelona. En 1975 nació su hijo Fernando, allí en Barcelona.

Con la Transición, a partir de 1977 o 1978, «desilusionado», Antonio Morillas dejó la actividad política. 

«Después me dediqué a trabajar en los barrios en las asociaciones de vecinos… Y ya aquí, en Dos Hermanas, en 1983, me ofreció Carlos Benítez ir tercero en las listas del PCE como independiente y estuve al final 16 años», resume.

A principios de año cuando se aprobó la Ley de Memoria Democrática Antonio Morillas solicitó que se reconociera que aquél juicio así como su expulsión de la Universidad fueron nulos. 

«Cuando recibí la notificación me dio mucha alegría. Estaba ya en Todos los Nombres, el portal que hay de gente represaliada por el Franquismo pero esto es un reconocimiento público del Ministerio y del Gobierno de la nación de que has sido víctima de la Dictadura y eso, creo que siempre es algo muy positivo. Estuve ahí, no me inventé nada, traté de luchar por una sociedad mejor y haciéndolo lo mejor que pude. Te dan la razón, los juicios eran ilegales… Por fin, después de tantísimos años», afirma con rotundidad.

Antonio Morillas, además de ser concejal en el Ayuntamiento de Dos Hermanas fue presidente de la AV Vistazul desde su fundación hasta 1980; presidente de la Asociación de Comerciantes, Industriales y Autónomos de Dos Hermanas, desde 1981 a 1983; Vicepresidente y Presidente del Centro Social-Deportivo Vistazul; Presidente del Balonmano Club Dos Hermanas desde 1985 hasta principios de 2015 y el impulsor del CTV Teatro donde ha desarrollado su faceta de actor y director. 

El Ayuntamiento ha rotulado una calle con su nombre en Entrenúcleos.

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