Antonio Pérez: el soldador de Olvera que hizo historia en el fútbol de Dos Hermanas

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Antonio Pérez

Tras ser, en 1979, el primer presidente de la Liga Local y entrenar a numerosos equipos, el Míster presentó ayer un libro dedicado a 30 leyendas del balompié nazareno

Antonio Pérez Guerrero se ganó hace años el respeto y el cariño de los aficionados al fútbol. Su alias, “El Míster”, tiene una clara explicación. Entre 1979 y 2009 dedicó buena parte de su vida a su gran pasión: entrenar equipos de fútbol de Dos Hermanas, aunque asegura “que nunca ganó una gorda” con esta ocupación. Ahora, a los 77 años, ha cambiado el chándal por el ordenador. Lleva dos años investigando y escribiendo un libro que fue presentado ayer en la Casa del Arte. Su título: “Leyendas del fútbol nazareno”. En su sugerente portada, la pierna de un futbolista pisa con su bota un viejo balón de reglamento en el césped del Estadio Miguel Román.

Antonio, has invertido muchas horas de tu vida en esta investigación. ¿Cual ha sido tu motivación?

Creo que en Dos Hermanas han trabajado muchas personas por el fútbol y lo han hecho de corazón y a veces con escaso reconocimiento. Pensé que se merecían este homenaje.

¿Qué leeremos en el libro?

Consta de 7 capítulos repartidos en 244 páginas con 46 fotos a todo color. Hago un repaso a la trayectoria de 30 leyendas del fútbol nazareno.

¿Sólo futbolistas?

Futbolistas antiguos como Joselillo de Diego, Tinoco, Juan de Dios…pero también contemporáneos como Juli Cáceres, Juan Barbero o la saga de los Sena. También hay un capítulo dedicado a utilleros, entrenadores y directivos, como Pilongo, Juan Varela, Zurita, Bernardo Torreño o Félix Monedero.

Naciste en Olvera y en tu juventud te dedicaste a la agricultura y a la albañilería. ¿Cuando se produce tu primer contacto con el fútbol?

Fue en Alemania. Trabajé en Hamburgo en un vivero de flores y en  una calderería en Stuttgart. En esta ciudad había una colonia grande de españoles, y se jugaba una liga de 10 o 12 equipos de colonias de extranjeros. En 1971 me puse a entrenar a un equipo llamado Club Español de Lauffen Neckas. Había españoles pero también italianos, portugueses, yugoslavos, turcos, alemanes y un polaco. Teníamos hasta una peña. Lo entrené hasta 1974. 

Cuando emigras a Alemania ya vivías en Dos Hermanas, ¿no? 

Sí, llegué a Dos Hermanas con 23 años, en 1968, gracias al boom de las aceitunas. En Olvera se decía mucho que aquí triunfaba quien tuviera tres o cuatro hijas, ya que todas conseguían un empleo. Yo era el mayor y detrás de mí venían cuatro hermanas. Y en un permiso de la mili, mientras mi padre trabajaba en la remolacha en Francia, alquilé un camión e instalé en Dos Hermanas a mi madre y mis hermanas. 

Tras tu periplo en Alemania, en 1974 regresas de nuevo. ¿Cómo te vinculas al fútbol nazareno? 

Vivíamos en La Moneda, y de vez en cuando me ponía a ver jugar a los chavales. En 1976 un tal Ángel me preguntó si me gustaba el fútbol. “Más que a los chivos la leche”, contesté. Me presentó a José Antonio García “El Colo” y más tarde conocí en una reunión a otros pioneros como Manuel Rincón “Yeyé”. Se inició un campeonato en el campo del Dos Hermanas, y yo entrenaba al C.D. La Moneda.

Debiste coger el fútbol con muchas ganas, porque fuiste el primer presidente de la Liga Local. 

Sí, en la temporada 1979/80 se organizó un campeonato con 14 equipos locales. En un acto en el Ayuntamiento, el delegado de deportes Juan José Román me propuso como presidente y todos los clubes aceptaron de buen grado. Esa misma temporada yo dirigía a uno de los equipos, el “Cinsa”. Al ser yo el presidente de la liga, se acordó que no participaría en reuniones si estaba involucrado mi equipo.  

Nómbrame alguno de los equipos que has entrenado… 

Tras el Cinsa cogí al Hiper Valme tres años en la local. En la 1985/86 entrené al Atlético Unión y fuimos campeones, y en la 1986-87 entrené al Consolación y lo hice campeón también. Ese año, la liga local la formaban 20 equipos y solo perdimos un partido.También he entrenado a los infantiles de Vistazul, a los veteranos del Dos Hermanas y, en División de Honor de fútbol sala, a la Peña Sevillista. En mi trayectoria he ganado el 75% de los partidos.

Con esos números, ¿nunca te aventuraste a dar un paso más? 

No, ni siquiera en Primera Regional. Ten en cuenta que yo me ganaba la vida de soldador, incluso participé en la construcción de las Torres Kio de Madrid. Iba y venía. El fútbol fue siempre una pasión. No me dio de comer, aunque me lo tomaba muy en serio y creo que soy astuto en los banquillos.

¿Cómo fue tu relación con tus jugadores?

Siempre excelente. Una vez a un jugador mío le preguntaron en Televisión Nazarena por “El Míster” y dijo: “No sé cómo será Antonio, pero sí sé que yo me llamo Manuel Morato y que cuando salgo del vestuario ya no sé ni cómo me llamo”. Trabajaba mucho la motivación.

Cuéntame alguna anécdota de vestuarios… 

Una vez, entrenando a la Unión Deportiva y jugando en el campo de Los Potros, estrenaba yo un paraguas. Al descanso perdíamos 1-0 y al entrar en la caseta cogí el paraguas y lo aplasté en el suelo gritando: “Me cago en…. ¿¡Vamos a ser campeones de liga o qué!?” Ganamos 1-2 y fuimos campeones de liga.

Volviendo a los libros, este ni ha sido el primero ni será el último, porque has cogido carrerilla…  

Sí, hace poco publiqué “Fútbol y Pasión”, dedicado a Emilio López García, de la Peña Rociera, y ahora en junio tengo pensado sacar a la luz otro, titulado “Mi vida”. Ya está terminado a falta de anunciar la fecha.

O sea, que Antonio va a publicar dos libros en dos meses. Es lo que tiene ser constante y disciplinado.

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