Joaquín Sánchez: “Los alumnos no han cambiado tanto; los padres, sí, y mucho”

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Joaquín Sánchez
Siempre rodeado de alumnos. Adrián Gago, Joaquín Sánchez, María Ruiz, Jaime González, Andrés Tinoco, Álvaro Alanís, Santi Cardo, Víctor Cazalla y Sergio Figueroa. VI Encuentro de Centros de Secundaria (2011).

 2019 

Es el profesor laico más antiguo que da clases en Dos Hermanas. Tras toda la vida innovando en Los Frailes, medita jubilarse

Hoy, 14 de marzo, Joaquín Sánchez Ruiz cumple 63 años. Con 21, comenzó a impartir clases en el Colegio San Hermenegildo, y allí continúa, 42 años después (12 de ellos como director), ahora con contrato de relevo por jubilación parcial. Es el profesor no religioso que más años lleva en activo en Dos Hermanas. Cuando acabe este curso, medita si jubilarse totalmente. ¡Bien merecido lo tiene! Su labor pedagógica, siempre en la brecha de la innovación, es reconocida por varias generaciones de nazarenos. Hoy escuchamos sus reflexiones en una mesa del Baker Street.

¿Cansado tras 42 años?
De mi trabajo no. Me sigue apasionando. Sí de muchas trabas que lo rodean. El gran problema que hemos vivido estos años ha sido tener que adapatarse a cinco leyes con sus respectivas modificaciones, según la manía de cada gobierno, y eso no ha ayudado nada.

Entrar con 21 años en 1977 en un colegio como Los Frailes no debió ser fácil…
Fue un gran reto. Traíamos una formación pedagógica distinta, éramos los primeros diplomados universitarios que entraban allí. Sólo seis laicos; el resto, la mayoría, eran frailes que impartían una educación tradicional, formados muchos de ellos en centros de reforma y fácil con los cosquis. Era lo normal entonces.

Joaquín Sánchez
Joaquín entregando en 1979 las medallas de la Primera Semana Cultural y Deportiva de San Hermenegildo, de la que hoy se cumple la 40ª edición.

Me consta que has sido uno de los culpables de que hoy esta institución centenaria sea un colegio de prestigio. En tu caso ¿por dónde empezaste?
Con nuevos métodos: proyectores de cine, diapositivas, laboratorios de química… Queríamos hacer a la gente partícipe de la actividad escolar: organizamos la primera semana cultural deportiva, se daban premios, retomamos las revistas escolares de los años 50…

Que en 1985, por cierto, se pasaron a escribir en inglés, ¿no?
Sí, se publicó, con multicopista, “Our English magazine”, con trabajos de alumnos de 7º y 8º de EGB.

Aunque, para gran cambio, lo del curso 1981-1982…
Sí, fue un hito. Entraron las primeras niñas. Hubo que adecuar la mentalidad en un colegio tradicionalmente masculino. No todos los religiosos estaban de acuerdo. Algunos pronosticaban desastres. “Las niñas, a La Sagrada Familia”, decían.

¿Cómo valoras tu etapa de director, entre 2002 y 2014?
Falleció de forma repentina el padre Fernando Trejo y me nombraron director. Era la primera vez que dirigía el colegio un seglar. Supuso para mí una gran satisfacción, pero también fue una etapa complicada, ya que la Educación Infantil no estaba concertada, los niños no tenían plaza asegurada y se colaban otros. Hubo broncas tremendas, incluso padres que ponían detectives.

Tras 42 años en las aulas, ¿quiénes han cambiado más, los alumnos o los padres?
Los alumnos no han cambiado tanto. Ahora tienen más conocimientos, pero menos base. El cambio más acusado lo veo sin duda en los padres. Juzgan más a los profesores que a sus hijos. No te piden opinión: ellos te explican e incluso hay quien viene a echarte una bronca.

La entrevista se queda corta para una vida tan intensa. Pero es solo un aperitivo de su biografía: la que escribirá cuando se jubile. Es una de las cosas que tiene apuntadas en su lista, además de abrir un nuevo blog y disfrutar más de su esposa (Amparo Ramos), sus tres hijas (Lidia, Eva y Elena) y sus tres nietos.

Joaquín es una persona muy querida y respetada. No solo por los ex alumnos que le paran por la calle para expresarle su cariño (algunos de ellos cincuentones); en las redes lidera dos grupos que suman 700 antiguos alumnos, con los que se reúne de vez en cuando, sobre todo en Navidades, para recordar anécdotas y tantos viajes de fin de curso.

Gracias por todo, Joaquín: tu carisma y tu sabiduría están vivas en las personas que formaste.

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