Las Brujas Toreras: el delirio del nazareno Curro Montero en los años del destape

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Brujas Toreras
Cartel promocional de las brujas, cuando se incorporó una cuarta hermana.

1984

El empresario de Dos Hermanas está llenando las plazas españolas con estas hermanas gallegas que saltan al ruedo con ropa muy atrevida

No hay festejo taurino en España que las deje fuera de cartel. El teléfono del empresario nazareno Curro Montero (hermano menor de los toreros Joselito y Rafalete Montero) echa humo. “Las Brujas Toreras” se han convertido en un fenómeno taquillero en estos inicios de los años 80. 

Fue una casualidad que Curro (Paquillo para los amigos) conociera un día en Madrid a Pilar, Milagros y Elda Vila Cao, tres hermanas del pueblo orensano de Robledo que habían ido a la capital a buscarse la vida. Él, que tuvo inicios toreros y que desborda imaginación, les propuso el proyecto y ellas aceptaron por pura necesidad económica, ya que su humilde familia consta de ocho hermanos más, además de sus padres. 

Atrevidas vistiendo y toreando

Primero se hicieron llamar “Las Meigas” y ahora son “Las Brujas”. Lo que nadie se esperaba es que las tres adolescentes gallegas, instruidas en el arte del toreo por el de Dos Hermanas, abarroten las plazas. Es posible que el público no solo vaya a verlas torear becerros ni que le importe demasiado la calidad de su arte. Su atrevida indumentaria (ajustada camisa y pantalón corto tipo “minishort”) es sin duda un gran reclamo. La gente se levanta a aplaudir, enfervorecida, cuando salen a hacer el paseíllo, seguidas de sus “príncipes banderilleros”. 

Una sale a hacer el primer quite al torete, otra da varios derechazos con la muleta; y la tercera, una u otra según el día, sale a matar. De momento han tenido suerte. Aparte de un tobillo roto, algunos arañazos de consideración y una herida en la pierna, han escapado sin serios percances. “En alguna ocasión en que la cosa se ha complicado”, dice Curro, “he salido yo a salvar la situación”.

“Al principio”, relata Pilar, la mayor de las hermanas, “entre corrida y corrida nos íbamos al pueblo a ayudar en las faenas del campo. Aramos, sembramos patatas, recogemos castañas…” Sin embargo, el éxito las está obligando a dedicarse en exclusiva al toreo. La temporada pasada acudieron a 130 festejos: “Nos estamos acostumbrando a lidiar cuatro novillos por la mañana y otros cuatro por la tarde. Ya matamos un toro casi con la misma facilidad que hacemos la cama”. 

Las gallegas no temen a la muerte. “Un toro puede matarte, pero el hambre también”, afirma Milagros. “Cuando muere algún torero, durante unos días toreamos con cierta ansiedad. Pero pronto lo superamos. Al salir al paseíllo, en vez de desearnos suerte, decimos: ¡A la guerra!”.

Los contratos no solo llegan de cosos españoles: también de Francia y Portugal. El avezado empresario nazareno Curro Montero asegura que, con el dinero que están ganando, “en pocos años serán millonarias”. De hecho, ya ha llamado a su puerta alguna oferta cinematográfica y están a la espera de que se materialice su gran sueño: un contrato para torear en Sudamérica, “donde esperamos ganar el suficiente dinero como para no trabajar más la tierra, sino comprar una finca y criar toros bravos”. 

La última novedad ha sido la incorporación al equipo de las brujas de una cuarta hermana, María Luisa, y no se descarta que venga una quinta. Úbeda, Gijón, Requena, Puerto de Santa María, Cuenca, Alicante, Daimiel y Valencia son las plazas que tienen por delante los próximos días. ¡Suerte!

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