Marina, refugiada ucraniana: “Estoy enamorada de Dos Hermanas y su gente”

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Marina
Marina Akhtyrtseva (32 años) con la calle Tajo de fondo.

Mientras su marido y sus padres sufren en Jarkov los bombardeos de Rusia, ella aprende español y espera, “con el corazón roto”, el fin de la guerra

El 17 de marzo se cumplirá un año de la llegada de Marina Akhtyrtseva a Dos Hermanas. Otros ucranianos que buscaron refugio en nuestra ciudad ya regresaron o fueron reubicados, pero a ella se le apareció un ángel: una chica nazarena, Helen Ruiz, de 22 años, que le buscó trabajo, la ayudó a encontrar piso y se ha convertido en su hermana. Sin su ayuda, Marina ya se habría ido. 

¿A qué te dedicabas antes de la guerra?

Trabajaba de administrativa en una empresa que fabrica complementos de calzado. Vivía con mi marido en Jarkov, a 40 kilómetros de la frontera con Rusia.

¿Qué pasó el primer día de los bombardeos rusos?

Nunca sentí tanto miedo. Temía no solo por mi vida, sino por la de mis padres y resto de la familia.

¿Qué hicisteis?

Huimos hacia otra ciudad, Poltava, y nos refugiamos en casa de mis tíos. Vivíamos en un mismo piso 20 personas. Estuvimos allí dos semanas y pensé que quizás lo mejor era salir del país y encontrar un trabajo para ayudar a mi familia cuando termine la guerra.

¿Dónde está tu marido?

Mi marido, Konstantin, no puede salir del país. Su empresa cerró, ahora trabaja de taxista y también está ayudando de voluntario en la guerra.  

¿Cómo sales de Ucrania y con quién? 

Me fui en autobús con mi suegra a Polonia, sin saber muy bien cual sería nuestro destino final. El 17 de marzo llegamos a Dos Hermanas. El CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) nos ubicó en el Hostal El Emigrante. Cuando llegué, había unos 50 ucranianos allí.

Muchos se han ido, pero tú te has quedado. ¿Te habrías ido  también si no llega a aparecer Helen en tu vida? 

Seguro. Si no la hubiera conocido, me habría ido. Ella, su hermana Alminda y sus padres, Eleni y José Antonio, se han convertido en mi familia. Yo siempre estoy preocupada por las noticias que llegan de mi país, pero ellos siempre me entretienen para que sonría. Me han llevado a Punta Umbría, a Cádiz, a Aracena y otros sitios. Los quiero mucho mucho. Helen es ya mi hermana, y esta es también ya mi familia.

¿Cómo llega Helen a tu vida? 

Ella está de voluntaria en “Dos Hermanas Solidaria”, y se acercó por el Hostal El Emigrante para preguntar si alguien necesitaba trabajo. Pero todos tenían pensamiento de irse, así que fui la única que dio un paso al frente. Helen me buscó un trabajo limpiando en un piso, algo que yo nunca había hecho. Ella me vio muy triste y sola, nos comunicábamos con el traductor del móvil porque yo no sabía nada de español. Y así surgió la amistad. Me presentó a su familia y a sus amigos. Mira, mi muñeca. Tengo tatuados tres corazones. Son el mío y el de Helen y su hermana. Ellas también se lo han tatuado iguales.

¿También te ayudó ella a encontrar piso? 

¡Sí, esa ayuda fue fundamental! El CEAR nos ha asignado 1.000 euros al mes durante un año para que paguemos un alquiler y podamos subsistir. El problema es que cuando llamas a un piso, el propietario te dice que no alquilan a ucranianos. Gracias a Helen, que habló con un cuñado, mi suegra y yo vivimos en un piso de Cantaelgallo.

¿Cómo te sientes? 

Aunque a veces me veas sonreir, dentro de mí hay sentimientos muy tristes. Tengo el corazón roto.

¿Te comunicas con tu familia? 

Sí, todos los días hablamos. Mis padres y mi marido han vuelto a Jarkov. La mayor parte de las casas están destruuidas, pero en mi casa al menos hay luz, aunque no siempre. Cuando suenan las alarmas, la luz se corta.

¿Ha muerto alguien cercano? 

Sí, hace poco ha muerto un buen amigo. Trabajaba en un bar, y con la guerra estaba de comandante de una compañía. En un bombardeo ruso, todos salieron a correr y él regresó para comprobar que todos habían salido. Justo en ese momento le cayó una bomba encima.

¿Qué piensas de Putin? 

Que está loco. Es inconcebible que hoy día, con los avances tecnológicos que tenemos, haya una guerra como esta. No sé cuando terminará esta pesadilla. Espero que muy pronto.

Si la guerra terminara hoy, ¿regresarías para vivir en Ucrania o te quedarías en España? 

Lo primero que haría sería ir para abrazar a mi marido y a mis padres, mirarlos a los ojos, hablar mucho con ellos. Voy a hacer todo lo posible para mejorar las condiciones de vida de mi familia. Pienso que hablaría con mi marido para que nos viniéramos a España, pero mis padres no querrían. Tienen su vida allí, es muy difícil hacer las maletas y decir adiós a una vida entera.

¿Cómo es que hablas tan bien español en solo un año?

Porque doy clases, es una de las condiciones por cobrar la ayuda del CEAR. Ya voy por el B-1 de español. 

Además de la familia Ruiz Jurado, a la que estás tan agradecida, ¿cómo te han acogido en general los nazarenos?

Me encanta la gente de Dos Hermanas. Nunca he visto personas tan cariñosas y amables, gente que te saluda y que está dispuesta a ayudar. Si hubiera sido al revés, si hubiera una guerra en España y los españoles se refugiaran en Ucrania, allí no creo que fueran tan encantadores con los refugiados. 

¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de Dos Hermanas? 

Lo que menos, el calor en verano, lo pasé mal. Lo que más, la gente, la siesta y la comida. Me encantan las torrijas, el puchero con pringá y la tortilla de patatas. Las lentejas, no tanto. 

Dentro de nada es la feria. ¿Te vas a vestir de gitana? 

No tengo traje, pero me gustaría. Ojalá en feria la guerra haya terminado y pueda reunirme con mi familia.