El molino arrocero envía a Japón un barco cargado de arroz

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Tapia lateral de “Arrocerías San Fernando”. El letrero superior mira hacia el Ave María. La foto está tomada desde un llano donde suele colocarse el circo.

 1965  

Su dueño es José Fornés, un alicantino que compró los terrenos frente al Ave María para levantar esta industria

Ya navega, rumbo a Japón, un barco cargado con 12.500 toneladas de arroz procedente del molino de Dos Hermanas. Alemania, Polonia, Rumanía y Chile han sido otros de los países que han llegado a acuerdos con España para venderles los excedentes en nuestro país de este cereal a cambio de importaciones industriales o manufacturadas.

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José Fornés y Adelina Artigues forman el simpático matrimonio de alicantinos que ha puesto en marcha esta importante industria. Viven con sus hijos en una nave lateral del molino. A él le gustan los toros; a ella, el ganchillo. Algunos domingos van a Huelva a comprar fresones. El día de San Fernando invitan a una fiesta a empleados y proveedores. Se comparte paella, tortillas y Adelina cocina anguilas de la Isla.

Según nos ha comentado el emprendedor alicantino José Fornés, dueño del molino, el encargo ha inyectado una buena cantidad de dinero a su negocio. Los empresarios nipones visitaron hace unos días “Arrocerías San Fernando”, situada frente a las Escuelas del Ave María, e incluso sorprendieron a la familia Fornés y a sus empleados (todos ellos, nazarenos) comiendo ¡pescado crudo!

El molino arrocero de Dos Hermanas produce cuatro millones de kilos al año. Su principal marca (“El Azor”) se distribuye por Andalucía, Extremadura, centro y norte de España. Primero se envasó en sacos de 60 kilos y últimamente en bolsas de plástico de kilo y medio kilo.

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Sobre estas líneas, el logotipo del azor y el membrete de una factura.

El proceso está totalmente automatizado y requiere de una avanzada maquinaria. Desde las marismas de La Isla llegan los camiones cargados de arroz, que son pesados en la báscula de la entrada. Se vierte en una tolva, y sobre unos cajilones de hierro, el cereal sube hasta la tercera planta. Desde allí se deja caer por tubos de cinc hasta el molino que, con varias muelas, descascarilla el grano. Sin cáscara, el arroz queda con un tono oscuro, que es blanqueado con la piedra del molino. Desde ese momento está listo para envasarse.

Aunque es el Arroz “El Azor” el producto estrella del molino, con los años se ha diversificado la producción añadiendo piensos para ganado y aves. “Se trata solo de aprovechar los deshechos”, nos comenta José.

La cascarilla del arroz (en valenciano, “el morret”) se acumula en montañas en el exterior y es utilizada como pienso para gallinas. Precisamente hoy, José ha estado hablando con Gerardo Cano, el director de las Escuelas del Ave María, para que sus alumnos no se salten la tapia y se tiren en las montañas de cascarillas, ya que eso produce picazón. Deseamos el mejor futuro al molino arrocero.

“En casa hablamos en valenciano”

José Fornés Martí (en la foto, sentado) nació en Pedreguer (Alicante) en 1909. Trabajó como gerente en un molino de arroz en Algemesí, lo que le convirtió en un experto en la materia.

En 1952, con 43 años, llegó a Andalucía (donde no había molinos arroceros) con la firme intención de instalar uno aquí. El lugar elegido fue Dos Hermanas, donde es asesorado por el empresario Joaquín Pérez Tinao.

José compra una hectárea de terreno (sembrado entonces de pimientos) en el lado derecho de la carretera nacional, saliendo de calle El Ejido. Allí construye el molino y, dos años después, en septiembre de 1954, llegan su esposa, Adelina Artigues Pons y sus hijos (Paco, Pepita y Juan) para instalarse definitivamente en Dos Hermanas.

La familia se ha adaptado muy bien a nuestro pueblo, aunque echan de menos Pedreguer y en casa siguen hablando en valenciano.

En la foto, rodeados de sacos de arroz, José con su esposa y otros familiares de Alicante que vinieron de visita en la feria de abril.

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