Pepe Gili: “La barbería de Azuquita era mi templo. Allí aprendí a tocar la guitarra”

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Pepe Gili

Se codeó con Silverio, el Rerre, Gran Simón y Luis Franco. Con “Los Pelaos” vivió el boom de las sevillanas. Hizo bailar a Rocío Jurado. Pero no pudo dar “el pelotazo”

No se puede ser más nazareno que José Claro Reina, “Pepe Gili”. Su padre, tonelero. Su madre, deshuesadora. Él se desarrolló laboralmente en la fábrica de latas, aunque sus verdaderas vocaciones siempre fueron el cante y la guitarra. Un día, con siete añitos, entró en la barbería de Azuquita y se envenenó para siempre: tardó 50 años en salir de ella. Formó parte de “Los millonarios”, “Los Pelaos”, “Lamento Andaluz” y “Raíces del Sur”. Estuvieron, como él dice, “a punto de dar el pelotazo,  pero no lo dimos”.

¿Por qué no lo disteis, Gili?

Porque el éxito en el cante se mide no porque cantes mejor o peor, sino porque des el pelotazo con una canción. Y esto no me ocurrió. Si no pegas el pelotazo como lo pegaron Los del Río, no sirve de nada lo que se hizo antes. 

Háblame antes de tu infancia…

Nací en 1950 en el Barrio de San José. Era hijo único. Mi padre era tonelero en Cabezuelo y otros almacenes, y mi madre, “La Gila”, trabajaba de deshuesadora en León y Cos. Junto a “La Carrila” y “La Chivera” eran las más rápidas deshuesando en los concursos que se hacían en el almacén. Siempre ganaban, cada una en su modalidad.

Como los dos estaban trabajando, a mí me dejaban en el Colegio Santa Ana 12 horas hasta que venían a recogerme.  

¿Cuando te dio por la guitarra? 

 Con siete años ya entraba yo en Azuquita. Aquello era el templo de mi vida. Lo escuchaba tocar la guitarra. “¿Te gusta, hijo?”, me decía. Me iba allí a barrerle la barbería, a echarle la quiniela, a cambiarle las cuerdas a la guitarra. Me sentía feliz allí. Unos contaban chistes, otros cantaban. Por allí pasaban el Rerre, Silverio, Pepe Villena, José Joaquín de Bellavista, el Niño Pura… 

¿Quién te enseñó a tocar la guitarra y a cantar? 

 Bueno, todos los Gilis cantamos. Mi madre también. Por las noches la escuchaba cantar el porompompero mientras lavaba en las pilas del barrio de San José. Y a tocar me enseñaron Azuquita y Luis Franco. Compré mi primera guitarra a plazos, por 300 pesetas, a Bienvenido Cala. Por las tardes iba a la barbería y también tocaba en el Bar FIFA. Me llevaba de 11 de la mañana a 11 de la noche tocando con Manolito Ríos. 

¿Cómo surgió el primer grupo?

Mi primer grupo se llamó “Los Jose”, aunque también nos conocían por “Los millonarios”. Éramos Pepe el Conde, José Luis García y yo. Después formé “Los Pelaos”, en 1972. Estando en la barbería entró Juan García Domínguez y empezamos a cantar. Azuquita le dijo a Federico Alonso que cantábamos muy bien, nos escuchó y nos propuso grabar un disco. Federico era mi vecino en el barrio y trabajaba en el Banco Transatlántico. Es noble, maravilloso y ayudó mucho a los artistas de Dos Hermanas.

Pepe Gili
Disco de “Los Pelaos”(1972).

¿Por qué se llamó “Los Pelaos”?

Era el mote de Juan García. Al maestro compositor Francisco García Tejero, que escuchó una maqueta que grabamos con Federico, le gustaba el nombre de “Los Pelaos”, pero dijo que “hacía falta un tercero”. Y llego Manuel Domínguez Martín “El Pelaíto” y primo de Juan. 

Y resultó un éxito, ¿no?

Sí, todo fue muy rápido. Yo iba por la calle memorizando las letras. Grabamos un disco con 12 temas, la mayoría sevillanas (la más sonada era “Cosas de novios”), además de una rumba y dos fandangos de Huelva. Sacaron 50.000 copias y se vendieron todas. Cantábamos en “La Trocha”, “Los Gitanillos”… Azuquita tenía un grupo de niñas que bailaban y venían con nosotros a la feria. Su maestro era Juanito Díaz. También les grabamos las palmas a Los Rocieros de Huelva y a Los Choqueros. Aunque solo grabamos un disco, algunos temas nuestros, por ejemplo “Me voy de feria”, fueron incluidos en discos recopilatorios, como “Sevillanas de Oro 1976”.

Ganasteis dinerito, ¿no?

 Pues sí, pero me llamaron para la mili a Madrid y, al volver, los otros no echaban cuenta, así que formé otro grupo, “Lamento Andaluz”. Éramos cuatro: Juan José Amaya, Benjamín Tinoco, José el de las Persianas y yo. Sacamos un casette llamado “Cantando por sevillanas”. Actuábamos en las mejores salas de fiestas, como “El semáforo” o “Géminis”, aquí en Los Pirralos. Hemos cantado de teloneros en la feria con Los del Río o Los Kiyos. Y en muchas fiestas particulares de señoritos en El Rocío. Cantaba Rocío Jurado, después íbamos nosotros y ella bailaba con nuestros cantes. 

En Radio Guadalquivir había un concurso en el que los oyentes daban su voto a la mejor sevillana y “Lamento Andaluz” ganó el “Premio Sevillanísima 1977” junto a Los Hermanos Reyes, Los Romeros de la Puebla, Amigos de Gines, Los Marismeños y Los de la Trocha. 

¿Ahí se acabó todo?

 No, después creé “Raíces del Sur” con Beleño y Paco Carrasco. Pero yo ya estaba fijo en la fábrica de latas y no pude continuar con la música. Nos faltó dar el pelotazo que te decía antes. Pero, aunque mi sueño no se ha cumplido, no soy un artista frustrado.

¿A qué te dedicas ahora?  

Con 58 años me jubilé de Carnaud por la enfermedad del codo del tenista. A veces practico con mi guitarra, pero cada vez menos. Voy perdiendo facultades, aunque puedo decir con orgullo que a mis tres hijos les enseñé a tocar. Mi pareja actual, Zinaida, es lituana. Y en verano, para quitarnos del calor, nos vamos a su casa en Lituania y nos metemos en la sauna que tiene.

Pepe me muestra, orgulloso, su colección de más de 900 vinilos y casettes, todos de sevillanas y rumbas. “Por la colección completa de los discos de Los Romeros de La Puebla me han llegado a ofrecer 2.000 euros”, me dice,”pero he dicho que no. Y por este de Paco de Lucía me ofrecían 500”.

El curioso origen del apodo “Gili” estuvo en unos pimientos robados

Pepe GiliLa señora de la fotografía es Carmen Rincón Zarzuela “La Gila”, abuela de nuestro entrevistado. Curiosamente, no era nazarena sino jerezana. «Mi abuelo, Joaquín Reina Rubio», relata el Gili, «era un tratante de granado de Dos Hermanas. Un día, estando en Jerez, conoció a mi abuela Carmen, se enamoraron y se la trajo al Barrio de San José».

«A mí me han contado que el mote Gili», explica Pepe, «viene de un primo hermano de mi madre, Antonio “El Gordo”, que el hombre tenía un problema en el habla. Se le entendía mal cuando pronunciaba. Una noche le robaron los pimientos que tenía sembrados y, al verlo, empezó a gritar: “¡Los jilos, me han robado los jilos de pimientos!”, refiriéndose a los hilos o hileras en los que los tenía dispuestos en el huerto. Pero Antonio hablaba tan mal que en vez de “jilos” decía “jilis”. Y se le quedó el mote a él y a todos los de la familia que hemos venido detrás. A mi madre, Carmen Reina Rincón, todos en Dos Hermanas la conocían como “La Gila”, y a mi abuela también».  

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