Javier del Álamo, una promesa del diseño flamenco local

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Javier del Álamo

La vida de Javier del Álamo dio un giro por una enfermedad degenerativa

El refranero popular es sabio y muchos de ellos son los que se pueden aplicar al nazareno Javier del Álamo como ‘Nunca es tarde, si la dicha es buena’ o ‘Cuando se cierra una puerta se abre una ventana’. A sus 41 años, casado, con un hijo de 15 años y dos gemelas de 12, con una enfermedad degenerativa en la columna y completamente autodidacta en el mundo del diseño ha sido uno de los ocho diseñadores becados en la III edición del proyecto formativo Emprende Lunares, una iniciativa liderada por la Fundación Cajasol y la agencia Doble Erre, con la colaboración de SIMOF, que pretende impulsar las carreras profesionales de promesas de la moda flamenca.

De espíritu inquieto, creativo, observador y amante de los retos, Javier del Álamo lleva muchos años haciendo complementos tales como pamelas, tocados, flores de flamenca, pendientes,… “Cuando terminé en el colegio yo quise estudiar Bellas Artes pero mis padres no podían permitírselo económicamente y comencé a trabajar”, nos cuenta. Sin embargo, esa espinita y ese talento inventivo que llevaba dentro seguía latente y le daba forma con estas creaciones: “sinceramente lo hacía porque veía que podía ahorra dinero a mi familia, amigos,… y me gustaba”.

Redes sociales

Las redes sociales y los amigos han sido grandes aliados para Javier del Álamo. Así contactó con él Pepe Fernández – de Sevillanía- y le propuso que le hiciera los complementos para la colección que estrenaría en We love flamenco, hace tres años. Y lo hizo. Al término del mismo le propusieron mostrar su colección en Vejer de la Frontera y allí fue. El diseñador Pablo Lanzarote le ayudó en menesteres técnicos también. Y, posteriormente, vino un desfile en nuestra ciudad, en el Ave María, organizado por el coro y la hermandad de Valme. Emocionado, nos dice que “fue en ese momento cuando me di cuenta que tenía que seguir en este mundo porque mi hijo me abrazó diciéndome que estaba orgulloso de mí y mis padres, mi familia, imagina…”

Y pese a su enfermedad, que le dificulta andar, continuó caminando por esta pista de carreras en la que quedan muchos kilómetros por recorrer.

Sin nociones de costura ni diseño se le ocurrió hacer bolsos y limosneras y se dio cuenta que necesitaba ampliar sus conocimientos y acudir a clases de corte y confección. Estuvo en un taller particular y luego se matriculó en la Universidad Popular. A los pocos meses de asistir a las sesiones de Chelo Salguero Mateos le comunicó que se había inscrito en un concurso y que tenía que presentar un diseño. Y con este fue seleccionado para ‘Emprende Lunares’ concurso en el que uno de los premios será desfilar en la pasarela SIMOF 2020 como artista consolidado. Su colección se denominaba ‘Dulcinea’, inspirada en los relatos de Don Quijote de la Mancha y su fiel escudero porque, como él comenta, “a veces soy un poco quijote y veo gigantes donde hay molinos de viento…” Confiesa que ha habido momentos de su vida en los que iba a perder la cabeza: “yo era conductor de camiones en el Ayuntamiento y un día no me sentí las piernas; me tuvieron que llevar al médico me diagnosticaron la enfermedad. El mundo se me vino encima. Estuve dos años muy mal hasta que psicológicamente lo superé. Nadie sabe lo que supone esto y cómo te cambia la vida”.

Ahora, fuerte mentalmente y recuperado, su vida ha dado un giro de 180º y entre lunares y volantes, rodeado de hilos y telas, plasma lo que tiene en su mente para la mujer flamenca.

Próximamente, el 1 de marzo, Javier del Álamo presentará su colección en Jaén Flamenca, como diseñador consagrado.

No ha hecho más que empezar y como diría Don Quijote ‘el crédito debe darse a las obras y no a las palabras’…

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