Kristo y Luci, los drags de Dos Hermanas que todos los novios quieren tener en sus bodas

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Kristo y Luci

Por la calle son dos personas normales. En el escenario, un torbellino de color y de risa. Tras 18 años juntos, el éxito les sonríe

En las calles de Vistazul son una pareja normal: Jose Espinar y Juan Cristóbal Báez. Nadie los reconocería cuando, tras dos horas y media de maquillaje, salen al escenario convertidos en Luci Reina y Kristo Strabagantha. 

¿Sois drags o transformistas?

Somos todoterreno. Cuando salimos como drags hacemos una comedia musical, que llevan un guion y diálogos. Somos transformistas cuando nos caracterizamos como un personaje, como Rafaela Carrá, Rocío Jurado o Mónica Naranjo, y hacemos playback.

¿Desde cuando sois pareja artística?

Desde que nos conocimos, en 2006, en la sala Morbo’s de Torremolinos. Trabajábamos por separado como transformistas y poco a poco se creó una afinidad. Ahí se forjó la raíz del éxito. Si hubiéramos ido por separado, quizá no habríamos trascendido tanto.

¿Ha sido difícil el camino hasta aquí? 

 Sí. Hoy día nuestro espectáculo ha crecido mucho. El éxito ha venido de la mano del cambio en la sociedad, que ha ido aceptándolo. Antes costaba mucho venderse. Los ayuntamientos estaban confundidos y entendían que actuábamos para un público gay. Pero eso ya no es así. Hemos ido adaptándonos para hacer humor blanco, incluso para que se rían los niños. Por ejemplo en la última feria de Dos Hermanas actuamos todos los días; pero también lo hacemos en verbenas, cabarets, teatros, pregones y últimamente en muchas bodas. En este 2024 ya tenemos cerradas 30 bodas.

Kristo y Luci
Jose Espinar, caracterizado como “Luci Reina”.
Kristo y Luci
Juan Cristóbal Baéz es “Kristo Strabagantha”.

¿Qué haceis en ellas?

Salimos y decimos que a Luci le han fallado los bailarines y que necesitan a dos chicos de entre los invitados al convite. Les enseñamos la coreografía y después Kristo se los lleva y los viste de mujer, con tacones y pelucas. La gente se parte de risa cuando hacen el baile de la Xuxa. Al mismo tiempo los liamos con preguntas y emitimos un mensaje para normalilizar la diversidad sexual.

¿Vivís de este trabajo?

Por fortuna ahora sí. Es verdad que llevamos 18 años sin vacaciones, pero se compensa con los aplausos de tantos miles de personas. Al principio teníamos otros negocios y esto era solo un hobby. Ahora es nuestra fuente de ingresos. Todos los años actuamos varias semanas en Benidorm, con los abuelos del Imserso, que nos encantan. Llevamos diez años actuando los sábados en las despedidas de soltera en los cruceros del Guadalquivir. Hacemos de maestros de ceremonias, presentamos al stripper…

¿Llegais al barco de paisano o ya vestidos?

Vamos ya arreglados de casa porque nos gusta mantener la magia y la ilusión. Y al terminar, desaparecemos sin dejarnos ver por el público. Así, sin que vean nuestros verdaderos rostros, el espectáculo no se contamina. Los monólogos dejarían de gustar.

¿Cómo os organizais?

Los guiones los hacemos entre los dos, pero Jose es el que organiza los tours y el que consigue que en el coche quepan los decorados, el vestuario y las plumas y todo. Kristo se encarga de crear los vestuarios y de construirlo todo para que pueda ser doblado como un tetrix. Forra zapatos, arregla pelucas, y lo hace incluso para otros artistas. Todas las semanas envía a toda España.

¡Debe haber mucho espacio en vuestra casa…!

Tenemos un vestidor enorme que parece un bazar, lleno de estanterías con todos los accesorios por temas y colores. Pelucas tenemos 300.

¿Cómo son de altas tus plataformas, Kristo?

Yo llevo las plataformas más altas de España, más altas que las de los drags de Las Palmas. Miden 45 centímetros, como la pata de una silla.

Tú, Juan Cristóbal, eres de San Roque. Y tú, Jose, eres nazareno de El Chaparral. En tu caso, ¿cómo fue tu trayectoria?

Desde los cinco años bailaba flamenco en la Academia de Isabel María. Y mira cómo es el destino, porque saber bailar me ayuda ahora a saber mover una bata de cola como lo hacía Lola Flores. En mi colegio, en el Fernán Caballero, Ana Trujillo supo ver mi sensibilidad artística y me llamaba para montar escenografías. Más tarde trabajé con Los Morancos, y fue Jorge Cadaval el que me dijo: “Niño, tú no eres bailaor. Eres artista y deberías meterte en el mundo del humor porque tienes mucha chispa”.

¿Cómo sois cuando no sois Luci y Kristo?

Desconectamos de todo. No fumamos, no tomamos alcohol, no vamos a fiestas. Nos gusta la naturaleza, hacer senderismo, visitar castillos y conocer sus historias.