Pepe Rebollo: el inventor de la máquina de fideos que sacó de un apuro al rey Alfonso XIII

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Rebollo
José (de pie, segundo por la derecha) con su familia en Ronda durante la guerra.

Su mente inquieta no descansaba. En su taller de hojalatería en Dos Hermanas creó, en 1953, un filtro que eliminaba las impurezas del gasoil

Existen personas inteligentes y existen personas inteligentes que, además, aportan al progreso de la humanidad. Una de estas fue José Rebollo Vallejo (Prado del Rey, 1895- Dos Hermanas, 1965). Aunque nació en el seno de una familia humilde, su mente bullía con la intensidad de un genio. Entre otras cosas, inventó, en plena canícula de la posguerra (1940), una máquina para hacer fideos y, ya residiendo en Dos Hermanas, creó y patentó un filtro para el gasoil que le generó muchos ingresos. 

Como no podía ser perfecto, pecó de exceso de timidez el día que conoció al rey Alfonso XIII y a su esposa, la reina Victoria Eugenia. Siendo su vocación la de ser militar, su entrada en la Guardia Civil fue rechazada por faltarle un centímetro de estatura. Cierto día, haciendo un servicio de taxista en Arcos de la Frontera, se encontraban en el mismo pueblo los reyes. El coche que los llevaba sufrió una avería que nadie pudo solucionar. José pidió permiso para intentarlo y consiguíó reparar el motor. Aunque Alfonso XIII lo agasajó con un almuerzo en un hotel de Jerez y le preguntó si podía hacer algo más por él, José no se atrevió a pedirle que le metiera en la Guardia Civil. Bastaba con añadir un centímetro en el expediente. 

Encendiendo farolas de carburo

Siendo casi un niño, con su padre como maestro, ya confeccionaba utensilios de hojalata (cántaros, tapaderas para ollas…) que iba a vender en un mulo a los pueblos vecinos. Trabajó en una fragua. Más tarde instaló un taller de herrería y equipó varios molinos de aceite con poleas y transmisiones de fabricación propia. Fue también el encargado, en Prado del Rey, del alumbrado público: encendía las farolas de ,carburo por las tardes y las apagaba al amanecer. Cuando apenas se sabía lo que era un automóvil, se sacó el carnet de conducir en Jerez. Pero quizá el hecho que más le cambió la vida fue comprarse un Ford de pedales, traído de América. Conduciendo su flamante coche enfiló, en 1929, la Avenida de la Palmera para visitar la Exposición Iberoamericana de Sevilla. 

Aquel coche le permitiría trabajar de chófer, taxista y mecánico. En 1936 se marcha con su familia a Ronda, donde se emplea con dos automóviles de alquiler. En 1940, año en que España entra en la profunda crisis de posguerra, el negocio desaparece. Es entonces cuando Pepe, que tenía que alimentar a siete hijos, forzó de nuevo su mente privilegiada. ¿Cómo hacer dinero en tiempos de hambre? ¡Fabricando comida barata! Inventa la máquina de fideos, con una refinadora de rulos movida por una bestia. En esta pequeña factoría empleó hasta a cinco personas y vendió fideos por muchos pueblos de Cádiz. 

Dos Hermanas era el futuro

Como tantos gaditanos, Pepe ve en Dos Hermanas y en sus prósperos  almacenes de aceitunas un futuro mejor para su familia. Junto a su esposa, Teresa Parra Casillas, y sus siete hijos, en 1947 se traslada aquí y acierta de pleno. Coloca a sus hijos mayores e instala un taller de hojalatería en la calle El Pinar número 26. Su maestría con la hojalata le abre nuevas puertas. Surte de cubos, regaderas y otros objetos de artesanía a destacados empresarios de la aceituna: Curro Gómez, Delgado de Cos, Benito Villamarín, y otros de Utrera. 

Rebollo
Patente de filtro de gasoil.

Pronto se percata de que los tractores y camiones se atascaban por las impurezas del combustible. En 1953 inventa un filtro de gasoil que no requería de instalación. Purificaba el combustible antes de suministrarlo en el depósito. Fue un éxito. Lo patentó y registró en el Colegio de Peritos Industriales de Sevilla con la marca “Rebollo”. Sirva este artículo de pequeño homenaje a un hombre brillante, abuelo por cierto del querido periodista Paco Povea Rebollo.

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