Alberto García Reyes: el chaval de La Moneda que hoy dirige el ABC de Sevilla

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Alberto García Reyes
Alberto García Reyes en su despacho de dirección en ABC. Fotografía: Juan Manuel Serrano

Lleva a gala ser de Dos Hermanas: aprendió guitarra con Luis Franco, cantó con Manuel Lombo, formó parte del Grupo de Danzas y escribió por primera vez en El Nazareno

Flota entre ambos, entrevistador y entrevistado, la sensación de que un círculo se cierra. Quien en 1996 era redactor jefe de El Nazareno y recibió al primer estudiante en prácticas se sienta hoy delante de él para felicitarle por ser, desde el 1 de septiembre de 2022, director del ABC de Sevilla.

Enhorabuena, Alberto. Eres el primer nazareno que dirige el ABC en su historia. ¿Has tomado ya decisiones importantes?

Gracias, David. Un periódico es un milagro diario. Las decisiones más importantes que se toman son la elección de un titular y una portada. Todo lo que cuenta un periódico afecta a gente y hay que gestionarlo con muchísima sensibilidad pero también con determinación. Esa mezcla genera dudas permanentemente.  Tienes que tomar decisiones casi a cada minuto.

¿El periodista está al servicio de la ideología de su periódico?

El periodista está al servicio de la verdad y nada más. Es verdad que los periódicos tienen línea editorial. A veces los periodistas nos damos golpes de pecho reivindicando la objetividad. Eso es muy soberbio por nuestra parte. No se puede ser objetivo ante un mismo hecho, pero es obligatorio tener una subjetividad honesta, íntegra, de manera que tu única pretensión sea siempre que resplandezca la verdad.

Pasarás a la historia, además, por ser, en 2017,  el primer nazareno en pregonar la Semana Santa de Sevilla. ¿Fue un impulso para tu carrera?

Para mí, que he sido cofrade toda la vida, ser pregonero fue un honor que yo ni soñaba. Pero el espaldarazo no fue ese, sino escribir en ABC, que fue lo que me llevó a ser pregonero. ¿Quién se hubiera acordado de mí si yo no hubiera estado en ABC? 

Dar el pregón cuando eres un periodista más o menos reconocido es peor, porque la gente espera de ti lo máximo. Lo disfruté mucho, fue un honor, al mismo tiempo que lo pasé fatal. No volvería a hacerlo.

¿Pregonarías la Semana Santa de Dos Hermanas si te lo pidieran? 

No lo creo.

¿Tu vida siempre ha estado vinculada a Dos Hermanas?

Siempre. Mi padre era de Gerena y mi madre es de Olivares, pero yo nací aquí y aquí sigo viviendo. Me crie en La Moneda, en la calle Juan de Astorga, que llamábamos “la primera cuesta”. Jugábamos en el almacén de aceitunas, donde nos metíamos saltando por una ventana. Hacíamos cabañas, jugábamos a la lima debajo de una morera y sobre todo íbamos a jugar al fútbol en la explanada. Le decíamos “el campito”.

Hiciste la EGB en el Colegio Maestro Enrique Díaz Ferreras y el bachillerato en el Virgen de Valme. ¿Cuando decidiste ser periodista?

No recuerdo el momento exacto. Tenía claro desde pequeño que me gustaba mucho escribir y leer, algo que heredé de mi padre. En COU decidí estudiar la carrera de periodismo, que comencé en 1994. Poco después entré en Radio Realidad a hacer retransmisiones de partidos de fútbol de equipos como la Unión Deportiva, la Rociera… Me daban una bolsita con monedas y me mandaban a un campo. Cuando había una incidencia, yo llamaba desde una cabina y cantaba el gol en el programa, que era en directo. A veces al volver al campo ya habían metido otro gol. 

La primera noticia que firmaste en El Nazareno está fechada el 18 de abril de 1996 y el titular es: “Un cable de electricidad peligrosamente situado levanta las quejas de los vecinos de La Moneda”. ¿Qué recuerdas de aquella experiencia?

Un día llamé a la puerta y dije que quería hacer prácticas. Tú me encargaste los primeros temas y eso fue lo primero que escribí en mi vida. Me hace ilusión que tú me hagas la entrevista, porque fuiste mi primer jefe. Aprendí de ti, eres un tío de pisar la calle. Hay muchos periodistas de oficina y de teléfono. El buen periodista no gasta libreta, gasta suela de zapato. Esa es la frase que mejor define esta profesión.

¿Cuanto tiempo estuviste aquí?

Dos años, después de ti trabajé con Valme Caballero y Laura Rocha. De hecho, estuve en El Nazareno hasta que entré en ABC en 1999

¿Cómo fue tu fichaje por ABC?   

Acabando yo la carrera, salió un anuncio en ABC para hacer prácticas y  la madre de mi novia lo vio y presentó mi solicitud. Me entrevistó el director,  Manuel Ramírez Fernández de Córdoba. Al terminar me dijo: “Ya te llamaremos”. Y le contesté: “Es que no puedo esperar, tengo que saberlo porque en dos días me voy a Brasil con el Grupo de Danzas”. Eso avivó su curiosidad. Me preguntó cosas de flamenco y al oírme, dijo: “Suspende el viaje. Mañana vienes”. Tal como llegué me mandaron a cultura a escribir de flamenco. 

¿Por qué con 22 años sabías tanto de flamenco?

Por mi padre. Escuchaba flamenco todo el día. Me montaba con él en el coche y el camino entero a Gerena era escuchando a Manuel Torres o Antonio Chacón. De manera natural yo sabía quién era todo el mundo.  

¿Entonces fuiste integrante del Grupo de Danzas?

Sí, era guitarrista. Los Reyes Magos me trajeron una guitarra cuando yo tenía siete años. Mi padre me apuntó a la Academia del Pavero y después continué con Luis Franco en la barbería de Azuquita. Para acompañar el cante, Luis me ponía cintas de cassette de cantaores y yo tenía que tocar por lo alto a la vez que el guitarrista de la cinta.

En siete meses hay elecciones locales. ¿Cómo las ves?

En Dos Hermanas se vive muy bien,  ha sido un ejemplo de desarrollo urbanístico. Pero creo que no era sano ya tanto tiempo el mismo alcalde. También creo que nadie hizo méritos para disputarle a Toscano la alcaldía. Paco Rodríguez lleva ahí toda la vida y, si no mete la pata, le puede ir bien. 

¿Es verdad que Paquito fue tu monitor de campamento?

Sí, fui dos años a El Pintado y él fue mi monitor el primer verano.

¿Quién ha sido tu gran maestro?

He tenido la suerte de coincidir con grandes maestros como Juanjo Borrero, Paco Robles o Antonio Burgos. Pero mi gran maestro ha sido Alvaro Ybarra. 

¿Cual es tu techo, con 45 años?

Mi techo es el periódico de mañana. Esa es la única verdad de un periodista. Cuando me levante mañana, el periódico de hoy no vale nada. No hay respiro ni metas a largo plazo.

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