Casimiro Rivas Cordero, un prócer de la Dos Hermanas contemporánea (y II)

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Casimiro Rivas Cordero

Casimiro participó en la vida cultural de la ciudad a través de Radio Estrella

Vuelvo hoy a hablar de la figura de un destacado nazareno, de Casimiro Rivas Cordero. Y me refería en el capítulo anterior a su  vida cofradiera, concretamente a las hermandades a las que pertenecía. Ahora bien, igualmente hay que añadir un hecho importante: fue fundador del Consejo de Hermandades y Cofradías perteneciendo a su junta superior. Además, impulsó el desaparecido Boletín del mismo Consejo de Hermandades y Cofradías, que dio muchos frutos los años que existió y en el que muchos hicimos nuestros pinitos escribiendo en sus interesantes páginas.

Y, dentro del mundo de las cofradías, tuvo especial predilección por la formación cristiana, lo que dice mucho de su persona y nos da una cabal idea de cómo era. En este sentido, lo máximo que proyectó fueron los planes de formación para los jóvenes. En su querida hermandad de la Borriquita, se reunían los fines de semana  unos niños de todas las edades desde los chicos a los adolescentes. Por ello fue elogiado en Sevilla, poniendo su organización como ejemplo.

Y bien, igualmente hay que decir en este apartado cofradiero, que su hermandad de la Borriquita era su pasión. Fue hermano mayor entre 1983 y 1987. Durante su mandato su labor fue muy extensa e intensa. En su época se restauró el Cristo, obra de Manuel Pineda Calderón, por Francisco Berlanga. 

Y hay que decir que otra de sus grandes aficiones, a la que dedicó gran parte de sus afanes, fue la radio. En primer lugar, hay que decir que le encantaban locutores como Boby Deglane y Matilde Conesa. Pero Casimiro tuvo un papel destacadísimo en la puesta en marcha y desarrollo de la radio en nuestra ciudad. Y es importante porque fue uno de los fundadores de Radio Estrella.  En 1984, nuestro biografiado empezó a trabajar en un proyecto para  la radio de Francisco Alcocer Peña. Al principio, no tenían licencia, pero el proyecto se consolidó y fue creciendo en contenido y colaboradores.

En él, trabajaron muchos colaboradores como Federico Alonso Pernía, Francisco Palacios, Francisco Povea, Mariani Molina Gutiérrez, Manuel Pérez Muñoz, Fernando Martos, María Antonia Bascón, Agustín García Gandulo, Miguel Ángel Gallardo, Antonio Javier Prado Exposito, etc. Muchos de ellos también estaban  vinculados, como era de esperar, al mundo de las cofradías. En 1993 se vendía a Antena 3 Radio, que luego fue absorbida por la SER.  Luego fue Radio Olé Dos Hermanas y Radio Ser Dos Hermanas. 

Y mucho se puede hablar de Radio Estrella. Yo considero que lo más importante de este medio de comunicación fue que contribuyó y mucho a crear nazarenismo, fomentando la cultura, las costumbres y valores de nuestro pueblo. Yo recuerdo especialmente el empujón tan notable, detrás del que, sin duda, estaba Casimiro, que dio a la devoción a Santa Ana, que no estaba lo boyante que merecía la que es nuestra Patrona tan unida desde sus inicios a la historia de nuestro pueblo y que es imagen de valores devocionales, iconográficos y antropológicos altísimos. Sin duda, Santa Ana es, con la Virgen de Valme, una de las dos imágenes más emblemáticas de Dos Hermanas. Eso Casimiro lo sabía y desde Radio Estrella impulsó ambas devociones, muy singularmente la de la Santa Abuela.

A su vez, hay que decir que un personaje importante en su historia personal fue el médico Juan José López Gómez, “El Chamorro”. Para nuestro biografiado fue como un segundo padre, tras la temprana muerte del suyo. Hay que añadir que sus abuelos Tomás y Rosario eran muy amigos de este distinguido galeno y éste les dijo que cuidarían de Casimiro y le encontrarían un trabajo.  Nuestro personaje contaba muchas anécdotas del Chamorro. Sentía verdadera adoración por este médico e incluso tenía una  fotografía de él y le decía: ¡Que buen hombre! 

Para los hijos de Juan José López Gómez, algunos de los cuales son médicos, Casimiro ha sido un auténtico hermano mayor. Ello nos da una idea de que nuestro biografiado era como de la familia.

En cuanto a la vida laboral de Casimiro, trabajaba por la mañana en el Hospital de El Tomillar y por la tarde en el Hospital Virgen del Rocío.  En este último se llevó muchos años en el Hospital Infantil y en él creó un servicio de información. Dentro de esta sección Infantil trabajó primero en Hematología y después en la Unidad Analítica, el Laboratorio, y allí se jubiló. En  su oficio, como en todo, mostró una gran entrega, singularmente a los pacientes. 

Mas hay que decir que Casimiro quería a su pueblo y a la gente de su pueblo y ésta lo quería a él, le correspondía. Era, sin duda alguna, un personaje entrañable. Ello hizo que el Ayuntamiento lo distinguiera poniéndole una calle en el Polígono Aceitunero tras una iniciativa de José María Gordillo, Enrique Fernández Gallardo, Ana María Montero Pedrera y José Carlos Sánchez.  

Igualmente, hay que decir que, a partir, de 1968 se sacaron cabalgatas de Reyes y el fue el precursor. Añadiré que algunas de las primeras carrozas fueron hechas por Francisco González Anguita, otro importante personaje de nuestro pueblo. 

Pero dejo para lo último cuáles fueron las grandes devociones de Casimiro. Eran la Virgen de Valme, a la que defendía a ultranza como elemento aglutinador del pueblo, que lo es, pues la Virgen es la que ha hecho más nazarenismo y ha logrado agrupar bajo su manto tanto a las familias antiguas, cuya devoción multisecular hacia Ella es evidente, como a las modernas, venidas de tantos puntos de Andalucía y fuera de  ella que se han integrado en la vida y costumbres del viejo pueblo por la devoción a la que es celestial protectora  y patrona de su Excelentísimo Ayuntamiento. Esto Casimiro lo sabía y propagó, con todos sus medios, la devoción a Santa María de Valme. 

Como no, otra de sus grandes devociones era Santa Ana, cuyo culto ya hemos dicho que impulsó desde Radio Estrella, poniendo la técnica al servicio del universo devocional. 

Y, por último, sus dos grandes amores eran su Cristo en la Entrada en Jerusalén, su Cristo de la Borriquita, y su Virgen de la Estrella, de gran belleza  y facciones aniñadas.

Pero en el mundo empresarial hizo otra incursión muy distinta a su oficio principal. Tuvo con su cuñado Paco Muriel Fernández un negocio en la calle Real Sevilla llamado Confecciones Estrella. Nació al calor del negocio del padre de su cuñado en la calle Santa María Magdalena, otra tienda de ropa propiedad de Francisco de Paula Muriel Fernández, natural de Cabra y de Carmen Fernández Romero, natural de Sevilla. Pero el negocio de Paco y Casimiro no prosperó. Eso sí, se convirtió en una especie de casa de hermandad de la Estrella en la calle Nuestra Señora de Valme, vulgo Real Sevilla.

En fin, cabe ahora hacer una valoración del personaje. Desde mi más tierna infancia lo he percibido como un personaje importante del pueblo, de fuera y dentro de las cofradías. Ha destacado en la vida teatral del pueblo, que siempre es un baremo de la cultura y el arte de una población. Casimiro en este campo ha sido un personaje de primer orden. También ha destacado en la radio, otro baremo de la cultura y el arte de una colectividad. Casimiro en la memoria de los nazarenos siempre estará unido a esta radio local, hecha por y para Dos Hermanas que fue Radio Estrella. Por ello mismo, merece pasar a la historia. 

Pero  también Casimiro pasará a nuestra pequeña historia como un gran enfermero, un personaje que sabía de su trabajo y que, sobre todo, lo quería.

Por último,  y no es menos importante, fue una persona imbricada en el ser más profundo de Dos Hermanas a través de sus cofradías, que son, quizá y sin quizá, las asociaciones  que mejor vertebran la sociedad nazarena, sociedad que tiene un fuerte componente asociativo con equipos de fútbol, peñas de todo tipo, las importantísimas asociaciones de vecinos, etc. De todas formas, ya digo, acaso el tipo de agrupaciones que mejor representan la sociedad nazarena, sean, como en Sevilla, las cofradías. Y Casimiro era hermano del Santo Entierro, de Valme, de Santa Ana, de la Sacramental y, por supuesto, de su niña bonita, la Borriquita. Él participó todo lo que pudo, que fue mucho, en la vida de éstas, participando en consecuencia en la vida de la ciudad. 

En fin, Casimiro  fue un personaje entrañable, prudente y sensato, que mereció en vida el homenaje que el Ayuntamiento de Dos Hermanas le hizo poniéndole una calle y que ha sido muy sentido por gran número de nazarenos.

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