Diversas tribus de este exótico país habitan entre nosotros

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Nigeria

Nuevas notas sobre la comunidad nigeriana en nuestra ciudad

Ya escribí, en el que se nos antoja lejano año 2016, sobre los nigerianos en nuestra ciudad. En nuestra cosmopolita ciudad habitan ciudadanos originarios de muchos países africanos, amén de los numerosísimos negros y mulatos procedentes de Norteamérica y Sudamérica. Pero hoy quiero centrarme otra vez en la activa comunidad nigeriana procedente de este gran país en todos los conceptos del Golfo de Guinea, cuya capital es Abuya, que sustituyó a Lagos.

Y voy a hablar sobre todo de los ibos o igbos, que son mayoritariamente católicos. Y he hablado para documentarme de ellos con Godstime Ezenweani, que regenta un locutorio en la popular y castiza calle Botica, una de las más tradicionales del pueblo, sobre todo porque forma parte de la carrera de la procesión del Corpus Christi.

Nuestro hombre no es católico. Pertenece a la Iglesia Española Reformada Episcopal, que forma parte de la Comunión anglicana, cuyo primado es el arzobispo de Canterbury en Inglaterra, que en la actualidad es Monseñor Justin Welby. Su parroquia es la de San Basilio en la calle Relator de Sevilla, en la que es pastor para los hablantes de lengua inglesa. Está casado con Favour Emmanuel y tiene tres hijos David, Raquel y María que han nacido ya entre nosotros.

Pero cabría preguntarse qué otras tribus nigerianas habitan en Dos Hermanas. Entre las más famosas y mayoritarias están los yorubas que suelen ser evangélicos y los hausas que son musulmanes, aunque, como nuestro protagonista nos dice éstos no suelen emigrar.

Ahora bien, nos gustaría sobre todo mencionar a otras tribus minoritarias de las que no hablamos ‘in illo tempore’ en el anterior artículo. Se trata de los edos, los urhobos y los ijos, que viven en Nigeria cerca de los ríos. Entre ellos se encuentran los que se colocan en los semáforos.

A mí me llama mucho la atención que estos nuevos ciudadanos de nuestra cosmopolita ciudad hayan tenido que abandonar su lejanísimo país. Las malas condiciones de vida en su nación -por otra parte rica por el petróleo- los empuja hacia la lejana Europa, en la que encuentran pan y trabajo. Y han recalado en la hospitalaria Dos Hermanas. Y es verdad, es un timbre de gloria para nuestra ciudad, uno más entre los muchos que tiene, que se ha mostrado siempre como un pueblo acogedor. Desde los tiempos en que nuestra villa era la capital mundial de la aceituna de mesa y vinieron gentes de toda la Geografía hasta hoy, Dos Hermanas ha sido refugio para todo el que venía buscando el pan y la sal.

Nuestro protagonista dice sentirse muy bien en nuestra ciudad, estupendamente acogido y está muy contento entre nosotros. Es un axioma que se dice que el que viene a Dos Hermanas nunca quiere marcharse, tal es el tirón que tiene nuestra ciudad y el buen trato que se le da a los forasteros.

Él, claro está, echa mucho de menos a su familia compuesta por 14 hermanos, número nada anormal en África donde priman las familias numerosas. Sobre todo se acuerda de sus padres. Nuestro biografiado es natural de Ubuulu-uicu en el estado de Delta State.

En cuanto a la tribu de los ibos o igbos, ya dije en mi anterior artículo sobre este tema que se vio involucrada en la guerra de Biafra ya que pretendieron independizarse de Nigeria y fundar un nuevo estado con este nombre. Fue un cruento conflicto que permanece en la memoria de todos. Biafra existió entre el 30 de mayo de 1967 y el 15 de enero de 1970, año en el que el gobierno central derrotó a los independentistas.

También dije que habitaban en los estados de Anambra, Abia, Imo, Ebonyi, Enugu, Delta -del cual es nuestro protagonista- y Rivers.

Igualmente, hablé de que destacaban escritores como el varón Chinua Achebe, la mujer Chinamanda Nguzi Adichie o el rapero Havoc. Aparte se dan entre ellos grandes deportistas, músicos o políticos. Es Nigeria un país grande en todos los conceptos, lamentablemente castigado por la guerrilla musulmana Boko Haram que pretende instaurar la sharia, es decir, la ley islámica en los estados del sur, mayoritariamente cristianos mientras que los del norte son musulmanes.

Yo confieso que me da alegría ver pasear a tantos negros por las calles de nuestro pueblo. Para mí es un motivo de orgullo ver a tantas personas de color pasear por la calle Real Sevilla, nuestra principal arteria urbana y que sea por mucho tiempo. Ello demuestra cada vez más que Dos Hermanas se abre al mundo en todos los aspectos.

Bubis y fangs de religión católica de Guinea Ecuatorial, es decir, de nuestras viejas colonias de Río Muni y Fernando Poo, con sus capitales Bata y Malabo, antes Santa Isabel; wolofs de Senegal, de religión musulmana, peul o fulani, también musulmanes -que se extienden por Malí, Guinea, Camerún, Senegal, Níger, Burkina Faso, Benín, Ghana,etc.-, las muchas tribus nigerianas, todas ellas habitan y han encontrado su puesto en nuestra ciudad.

Muchos de ellos se dedican a los oficios más humildes como guardacoches o venden pañuelos en los semáforos. Otros están mejor situados, como nuestro hombre. Detrás de cada negro que encontramos en nuestro pueblo hay una historia diferente, una familia que dejan atrás para tener una nueva vida en Europa, concretamente en Dos Hermanas.

Esta variedad de razas, de cultura, de religiones hacen de Dos Hermanas una ciudad cosmopolita y multiétnica, muy distinta a la villa que conocieron nuestros mayores. Nadie podía prever que nuestro pueblo se vería habitado por personas de tan distinto origen que llenarían nuestras calles de distintas lenguas algunas tan extrañas al español como estas lenguas habladas por los negros, aunque tenemos que recordar que en Dos Hermanas, como en Sevilla, en los siglos de Oro existieron esclavos negros, muy numerosos en esa gran metrópoli que fue Sevilla, importantísima en la Carrera de Indias con la existencia de la Casa de la Contratación, hoy Archivo, valga la redundancia, de Indias.

En fin, debo ir acabando. Para mí es un motivo de legítimo orgullo que nuestra ciudad, que ya en mi infancia era una importante villa, se haya convertido en la segunda población de la provincia con su numerosa población, sus dos universidades, sus innumerables barrios que la convierten en una gran ciudad. Los blancos, los negros, los indios, los mulatos, los mestizos, los zambos o lobos, todos nuestros vecinos de raza pura o mezclada forman una abigarrada población que hacen a Dos Hermanas más rica si cabe. A mí solo me cabe desearles la bienvenida. Todos tienen su lugar bajo el sol y su sitio en Dos Hermanas. Sólo me queda pedir que nuestro tótem, palabra de la lengua de los ojibwa o chippewa, tribu de la familia lingüística algonquina, que es la Virgen de Valme proteja a todos los nuevos vecinos que han venido a habitar entre nosotros. No cabe duda que Ella, que es Madre de todos los nazarenos, intercederá ante su Divino Hijo por todos los vecinos de Dos Hermanas entre los que están los de esta comunidad nigeriana que forma parte, como una más, de este nuestro querido pueblo, aquel lugarejo que según la leyenda fundaron Gonzalo, Elvira y Estefanía Nazareno.

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