“El precio del alquiler en Dos Hermanas está inflado, estamos en una burbuja”

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Maite Sánchez
Maite Sánchez Hidalgo en la puerta de la inmobiliaria que dirige, ubicada en La Motilla.

Maite Sánchez, con amplia experiencia en el sector inmobiliario, analiza el momento que atraviesa el mercado de la vivienda tras la subida de tipos

Algo se mueve en el sector inmobiliario de Dos Hermanas. Comprar o alquilar una casa se está convirtiendo en una  tarea cada vez más complicada para la clase media. La subida de tipos de interés ha elevado los precios y está poniendo en aprietos a muchas familias nazarenas. 

Para saber más he quedado con una experta: Maite Sánchez Hidalgo. Empezó en el mundo de las inmobiliarias en Unicasa, en 1995. En 1997 marchó a Almería, donde desarrolló esta profesión hasta 2013, año en que regresó a Dos Hermanas. Desde marzo de 2020 está al frente de su propio negocio: “Actives Inmobiliaria”.

Maite, hazme una radiografía del mercado inmobiliario en Dos Hermanas en la actualidad.

Dos Hermanas es una ciudad muy atractiva para vivir. Hay viviendas de todos los tipos y precios para quien quiera comprar. Tiene muchas zonas verdes y goza de buenas comunicaciones. Con la SE-40 y los conexiones con el metro en Montequinto se ha incrementado el número de visitantes. 

Pero de dos meses para acá, y a raíz de la subida de tipos, he notado que las tasadoras están tirando los precios y que estamos entrando en un momento de recesión. El que puede comprar es el inversor que tiene muchas propiedades y es solvente, o bien la familia que tiene dinero ahorrado y un buen puesto de trabajo. El comprador estándar que hasta ahora financiaba su nueva casa con un banco, con puesto de trabajo indefinido…ese lo tiene muy complicado. Ahora los bancos solo te dan el 80% de la hipoteca, por lo que tienes que tener ahorrado el 20% más los gastos.

 ¿Hay una burbuja de precios?

Sí que la hay. Donde se enfoca más el problema es en el vendedor, que no es consciente y piensa que, jugando con el tiempo, va a vender más caro. Ahora es el momento de que los vendedores bajen el precio, porque si realmente tienen necesidad de vender, más tarde se van a ver con el agua al cuello. Hay que ser más realistas.

¿Puedes ser más concreta? Ponme ejemplos…

No es normal que, en barriadas antiguas, un piso de 65 metros cuadrados, por ejemplo un tercero sin ascensor, esté a 80.000 euros. Eso es carísimo. En 1995 un piso en La Moneda costaba entre 2,5 y 3 millones de pesetas. En algunas urbanizaciones también están inflados: no se puede vender a 2.500 euros el metro porque a más de 1.600 euros los bancos no dan hipotecas. Me preocupa que haya muchas parejitas que se quedan sin techo, a las que no he podido ayudar y no tienen más remedio que quedarse viviendo en casas de sus padres.

¿En qué medida va a aliviar esa situación la ayuda del 15% de las hipotecas que ha anunciado la Junta para menores de 35 años?

La ayuda de la Junta está muy bien, pero no será suficiente si no se regulan los precios y se suben los sueldos. A los jóvenes que quieren comprar les sirve de poco, porque las cuotas de las hipotecas, que antes eran de 400 euros, ahora con la subida de tipos es de 600. 

¿Cómo está el alquiler?

El alquiler está muy por encima de mercado. Un piso sin ascensor ni zonas comunes está a 550 euros, que es lo equivalente al alquiler de una casa de 150.000 euros. Para alquilar a esos precios se hace obligatorio tener pareja, no se puede con un solo sueldo. Con el salario medio de un español (unos 1.100 euros) ese precio supera el ratio de endeudamiento. Por ejemplo, un divorciado no tiene posibilidades de alquilar. Tampoco dos alemanas que vienen 6 meses con una beca Erasmus. O tres albañiles que están construyendo casas en Entrenúcleos y quieren vivir alquilados hasta que terminen la obra. No les alquilan por periodos pequeños de tiempo. Y es necesario que los propietarios abran las mentes. Con la nueva Ley de Arrendamiento Urbano  ya se puede alquilar por menos tiempo. Hay una mentalidad antigua, los propietarios quieren alquileres de largo plazo, pero desde el Covid todo ha cambiado mucho: hay más traslados, más movimientos de personas.

¿Qué sientes tras una venta? 

El dinero no es mi objetivo. En cualquier negocio, cuando te mueve el dinero, eso se proyecta en el cliente. Yo me implico. A mí no me mueve el beneficio económico. Me mueven las relaciones sociales; me encantan las personas, que te cuenten sus sueños y que tú puedas participar en la recompensa de conseguirlos. Por eso, cuando vendo una casa y he ayudado a alguien a cumplir un sueño, se me ponen los vellos de punta. 

¿Cómo os llevais los del ramo? 

Me gusta llevarme bien, hacemos colaboraciones, aunque también hay gente que solo va a lo suyo. En más de una ocasión, yo no he tenido una casa ideal para mi cliente y lo he llevado a otra inmobiliaria que sí la tenía.

¿Para trabajar en esto hay que servir? 

No es fácil este mundo. La gente del sector está hecha de una pasta diferente. Hay que tener una disponibilidad total, aquí no se tienen horarios de oficina. Yo he atendido a un panadero a las 12 de la noche, que es cuando el hombre puede, o en festivos. Te tienes que poner en el lugar del que te está llamando. Se está todo el día en la calle y hay que aguantar muchos plantones, gente que ha llamado a 40 inmobiliarias y ya no sabe quién eres. Por eso hay que tener empatía y no desesperarte. 

Solo esta mañana he recibido 76 llamadas, algunas de 20 minutos. Por un inmueble a buen precio te pueden llamar 40 personas. Tienes que escuchar para dar una atención de calidad y atender tanto al pobre como al rico. 

Suelen quejarse de las comisiones que se llevan las inmobiliarias. ¿Qué contestas cuando alguien te dice que estais forrados?

Le contesto que monte él una. No te digo que no se gane dinero. Pero un cirujano plástico también lo gana bien, y un buen abogado. Lo ganas bien si tienes constancia, y eres un profesional legal y transparente.

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