La Cabalgata de Reyes de Dos Hermanas o un símbolo de identidad colectiva

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Reyes

Dos Hermanas es más Dos Hermanas el día de los Reyes Magos de Oriente

Era mi intención analizar hoy el pregón de Reyes de mi querida primilla María del Carmen Martín Barbero, Maica para los amigos, y el pregón de Navidad de Luis Jesús Jiménez Pérez pero ante la noticia de que se adelanta en un día la cabalgata se ha estimado en esta casa que se hable de ella. Y quiero hacer, pues, un pequeño, diminuto, análisis sociológico de nuestra tan querida cabalgata, la grande por antonomasia aunque existen otras ya humildes ya más elaboradas que se reparten por el resto de la ciudad.

Y Dos Hermanas siempre se ha dicho que sale a la calle en masa para dos acontecimientos: el Valme, la romería de nuestra simpar Virgen, y el magno desfile de Sus Majestades de Oriente Melchor, Gaspar y Baltasar. Si, la Semana Santa o la Feria son grandes fiestas nazarenas, la procesión de nuestra patrona la Gran Santa Ana es magnífica, la Fete-Dieu, el Día del Señor, el Corpus Christi, se celebra con numerosas procesiones, destacando, como no podía ser menos la de la ciudad que es la de nuestra querida Parroquia Mayor de Santa María Magdalena, sale Su Majestad en público en varias parroquias –antes una grandísima fiesta cuando sólo existía la Iglesia Mayor para todo el pueblo- hay cruces, un bello y divertidísimo Carnaval, romerías varias como la de Nuestra Señora de los Ángeles de Montequinto, procesiones diversas de gloria, pero sin duda la romería de Santa María de Valme y la cabalgata unen al pueblo más que las demás fiestas.

¿Y por qué se da este fenómeno? Hay que pensar que está dirigida, ante todo y sobre todo, a los niños que deben ser junto a los ancianos y los pobres los preferidos de nuestra sociedad tanto por Caridad cristiana como por mera filantropía. Esta fiesta de los más pequeñuelos, de esos futuros zagales de la gran Dos Hermanas, recuerda la adoración al Niño Dios por los Magos de Oriente pero también se recuerda que Sus Majestades le traen regalos a los chiquillos y reparten atrevidamente numerosos caramelos, imagen real y metafórica de la dulzura que debe imperar en las relaciones entre abuelos, padres e hijos y, en general, en toda familia cristiana o no, que de todo hay en nuestro queridísimo pueblo. Además todos, sin excepción, deben ser integrados bajo el manto de la Virgen y de Santa Ana y ¿por qué no, junto a nuestra bellísima cabalgata?

Además, existe en la ciudad la Asociación Estrella de la Ilusión que uniendo en amplio espectro personas de toda la sociedad nazarena sean de hermandades, partidos políticos o sindicatos, por nombrar sólo tres grupos de instituciones que vertebran nuestra sociedad, consigue que los niños y los mayores disfruten ese día.

Además la cabalgata cuenta con el apoyo insobornable, indispensable y fiel de nuestra corporación municipal, de ese Excelentísimo Ayuntamiento, que sea socialista o no –los comunistas, los franquistas, los alfonsinos, los carlistas también han hecho mucho por la villa, hoy ciudad y siempre viejo lugar de ignotos y bellos orígenes que es mi querida, nuestra querida, Dos Hermanas- ha estado siempre al pie del cañón para que nuestra cabalgata sea magnífica.

Y no voy a entrar en los orígenes más concretos de la fiesta en el pueblo. No tengo ahora mismo ni documentación ni elementos de juicio para juzgarlos y exponerlos o viceversa. Sólo diré que tenemos una gran cabalgata que han hecho personajes como Paco González Anguita, Pepe Castillo Salguero u otros muchos que no voy a nombrar por ser tantos que no tendría espacio en este, digo, breve y sin pretensiones artículo. Eso sí, ya he repetido en ocasiones porque a mí, al contrario que a otros, me gusta hacer comparaciones que la fiesta varía con respecto a la de la capital de la provincia y reino, de Sevilla. Ésta unos años me parece más bella que la nazarena y, en cambio, otras veces me parece más bonita la mía, la de mi idolatrado pueblo. Y eso que he visto muchas como las bíblicas de Higuera de la Sierra y Guillena, la bellísima de la simpar Utrera, siempre tan original, fantástica y artística, la famosa de Villaverde del Río o la de Villanueva del Ariscal, entre otras porque creo recordar que conozco alguna más igual que conozco muchas cabalgatas o desfiles –como ahora se dice en Dos Hermanas a mi parecer equivocadamente- de Carnaval.

Para mi, en suma, la cabalgata es una gran fiesta, donde disfrutan nuestros niños y mayores, donde Dos Hermanas se reafirma como lo que es, una gran ciudad, lo niegue quien lo niegue, igual que fue una importante villa y supongo que uno por lo menos interesante y coqueto lugar, eso por no hablar de nuestra Orippo romana, más importante de lo que se piensa. Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar llenan el pueblo de alegría, de ilusión, quitan las penas de nuestros problemas como colectividad que son muchos al igual que son muchas nuestras ventajas. Ni más ni menos que las propias de una gran ciudad, de mi Dos Hermanas, de nuestra Dos Hermanas, conocida ya en España y el mundo. Y han venido o van a venir ya el cartero real que visita sobre todo a la hermandad del Cautivo, el Gran Visir que recorre el viejo barrio de San Sebastián, el santo patrón de Dos Hermanas – o así por lo menos lo decía la tradición de nuestros mayores singularmente de los varones – y para visitar singularmente a la vieja, venerable y honorable hermandad de la Santa Vera-Cruz, la más vieja de nuestras cofradías penitenciales. Quedarán sólo por venir los tres reyes que representan a la Gentilidad –por oposición o más bien complemento del Judaísmo- y que representan también a esta Dos Hermanas multirracial que hoy tenemos y de la que yo me alegro y enorgullezco. Para mi comunistas, anarquistas, falangistas, socialistas, mormones, testigos de Jehova, católicos, evangélicos, gentes de Derecha o Izquierda son todos nazarenos al igual que blancos, negros, musulmanes sean moros –de los viejos mauri del norte de África- o no, indios, mulatos, mestizos, zambos o lobos, etc. etc. Repito, son todos nazarenos y para ellos pido fervientemente a Dios y a la Virgen de Valme y a su madre Santa Ana que tengan un buen día de la Epifanía del Señor, de ese Niño Dios que se muestra a los no judíos, a los gentiles, en la persona de los Tres Magos. No hace falta ir a la catedral de Colonia para ver sus tumbas ya los vemos en cuerpo y alma –sobre todo- en nuestro pueblo, en esa para siempre amada Dos Hermanas que ese día celebra también el Gran Poder de Cristo después de haber celebrado la fiesta de Juanillo –como llaman en Jerez de la Frontera nuestros queridos gitanos a San Juan Evangelista-. Y yo deseo por fin que los Reyes Magos traigan a los niños muchos regalos, singularmente juguetes, y la paz y armonía a toda Dos Hermanas. Vale.

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