Marcial Ferreras (92 años): «La gente del campo hemos sido los esclavos de España»

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Marcial Ferreras
Cuadrilla de los trabajadores de Villanueva del Pitamo en una celebración. Marcial es, desde la izquierda, el primero de los agachados.

Este asturiano conoce bien las haciendas de Dos Hermanas. En Villanueva del Pítamo trabajó 45 años al volante de un tractor

Si no hubiera estallado la Guerra Civil, Marcial Ferreras Ferrero habría echado raíces en su Asturias natal . A los 12 años llegó a Dos Hermanas. Se enamoró de Valme Salguero, una rellenadora de la Huerta Casanova, y de aquí no se movió.  Tiene 5 hijos, 8 nietos y 3 bisnietos. Camino de los 93 años, nos desgrana algunos capítulos de su vida. 

Marcial Ferreras
Marcial, hace unos días, en su casa de la calle Campoamor.

Desde Aller (su pueblo natal) hasta aquí hay 780 kilómetros. ¿Cómo llegó tan lejos y por qué?

Mi padre era sindicalista. Daba mítines, enseñaba a leer. Trabajaba de ATS en un sanatorio para los mineros del carbón. Al acabar la guerra, a todos los mineros los hicieron prisioneros. Para no caer preso también él, nos fuimos a Zamora, a unas tierras familiares en la sierra. Éramos ocho hermanos, pero mi padre decide venirse a trabajar a la Hacienda Bujalmoro con los dos varones mayores, mi hermano Paco y yo. Tenía 12 años. A los dos años mi padre cayó enfermo, regresó a Zamora y se murió. Nos quedamos aquí los dos hermanos y mi madre no nos reclamó. Eran dos bocas menos que alimentar.

¿Qué labores hacía en Bujalmoro en aquellos años 40? 

Servía a los Ybarra. Me llamaba el capataz para que le ayudara en las cacerías. Cargaba las angarillas y las llevaba a los cerros de Galindo. Recuerdo que una vez, los guardias pararon a uno de Los Palacios que iba con un burro. Como no llevaba papeles del burro, se lo requisaron y lo mandaron a Bujalmoro. Yo veía al burro muy cansao. Al quitarle los aparejos, resultó que oculto debajo de ellos llevaba un saco de garbanzos de estraperlo.

¿Qué hizo después?

Trabajé en Los Rubios y, más tarde, de porquero en Estacada de Sortes. Dormía en un pajar, en la gañanía. Después me llevé 18 años en la Hacienda Chamorro. Allí llegaron las primeras cosechadoras y tractores para trabajar las viñas, el maíz, el trigo, los melones. Aprendí a hacer pan, a cuidar la viña, la remolacha y el algodón, y a pisar la uva para hacer vino.

¿Allí fue donde se cayó el avión?

Sí, estábamos echando la siesta tras jugar al fútbol. Como no teníamos pelota, hacíamos una cosiendo las boinas. Tras el partido, comíamos sardinas. El avión empezó a planear y a perder altura, se llevó un tejado y cayó en una estercolera. Era un piloto de Morón, que estaba en vuelos de aprendizaje. Lo sacamos vivo, pero tuvo que dejarse allí la bota para salir. 

Marcial Ferreras
En los años 50, de paseo por la calle Real con su esposa, Valme Salguero López, obrera de la aceituna.

Se casó en 1954. ¿Qué recuerda de aquel día?

Fue el día que nevó, el 3 de febrero. El día anterior, escardando en el campo, noté ya una niebla muy rara. Nos casamos a las 6 de la mañana y tuvimos que ir por medio de las calles llenas de nieve desde la calle Campoamor hasta la iglesia. 

¿Tuvieron luna de miel?

El viaje de novios fue un día: fuimos a Utrera en la cochinita y después a Sevilla. Comimos calamares fritos en la calle Sierpes. Y por la noche, a casa. 

Ha ido a muchos Rocíos con su tractor, y también le hemos visto con él en las cabalgatas de Reyes.  Dicen que no hay un tractorista más experto en Dos Hermanas…

En 1961, el año de la riá, me fui de encargao a Villanueva del Pítamo, la hacienda de los Sánchez Bedoya. Éramos 18 trabajadores fijos. Allí he trabajado 45 años y seis meses, sobre todo con el tractor. Llenábamos 110 vagones de trigo, girasol, maíz y también había olivar. Llegaba a las 8 de la mañana y volvía a casa por la tarde, echando muchas deshoras. Me llevaba una talega con un guiso de papas o una tortilla y allí comía. Casi no veía a mi familia. Mi hija Pepa hizo la comunión y tuvo que venir al campo vestida de blanco para que yo pudiera verla. La gente del campo hemos sido los esclavos de España. Me jubilé a los 65 años y me quedaron 54.000 pesetas de pensión. Siempre voté a Felipe, pero fue un sinvergüenza con los agricultores.

¿Es cierto que su destreza con el tractor salvó de la quema a un camión de bomberos?

Totalmente cierto. Salieron ardiendo unos rastrojos por Bellavista y avisaron a los bomberos. Vinieron tres bomberos con el coche nuevo de Diputación.  Se metieron por detrás del Hospital Militar, pero se equivocaron de camino, se les rompió el depósito de gasoil y lo derramaron. El fuego venía e iban a salir ardiendo. Con la grada de disco del tractor tracé un círculo para que no se quemara el camión. “¡Irse ustedes, que yo apago el fuego!”, les dije. Los pobres, estaban  llorando. 

¿Se siente nazareno o asturiano?

Nazareno y andaluz, sin dudarlo.

¡Y tan nazareno! Se casó ante la Virgen de Valme, imagen que preside el salón de su casa. Viudo desde 1990, al jubilarse no abandonó el campo. Hasta hace poco, Marcial se dedicó a sembrar los huertos de sus amigos. Lo dejamos. Es su hora de irse a echar una partida de dominó en la asociación de Los Montecillos. ¡Larga vida, Marcial!

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