Sobre la arquitectura de Dos Hermanas y su parecido con otras localidades

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arquitectura de Dos Hermanas

Dos Hermanas cada vez se asemeja más a otras poblaciones

No cabe duda que en los últimos años nuestra ciudad ha cambiado mucho arquitectónicamente, pasando de ser una blanca villa a una ciudad pintada de colores. Aunque se han perdido numerosas bellas casas, no cabe duda de que se han edificado una gran cantidad de bellas barriadas, sobre todo las que se han construido con miradores que han engalanado enormemente la ciudad. Ello es evidente.

Por otra parte, se han construido una gran cantidad de edificios singulares, debidos a eminentes arquitectos. Nuestro principal edificio posiblemente sea la Parroquia Mayor y Más Antigua de Santa María Magdalena. El historiador Salvador Hernández González cree, a título de hipótesis de trabajo, que el arquitecto neoclásico Julián Echamorros, quien desempeñó desde 1791 el cargo de arquitecto diocesano, dio para esta iglesia un primer proyecto llevado a la práctica por su sucesor en el cargo Fernando Rosales. Ya el autor de estas líneas documentó que se ejecutó la obra entre los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX. Se habla de la obra en la visita de 1798 y en la de 1801. Coincide con lo que dice el Padre Leandro José de Flores de que se hizo la obra entre 1800 y 1803.

Pero, después, tenemos las Ermitas, singularmente las de San Sebastián, Santa Ana y Nuestra Señora de Valme, reliquias de nuestro pasado que deben ser apreciadas y queridas por todos los nazarenos por venerarse en ellas las grandes imágenes hacia las que se dirige la devoción de todo un pueblo.

Mas, no quiero referirme a ellas sino a la arquitectura moderna. Dos Hermanas destaca mucho por ella.

En primer lugar, me quiero referir a las nuevas casas. En calles como Canónigo, sobre todo, han desaparecido la inmensa mayoría de las casas de la vieja burguesía que han sido sustituidas por otras casas unifamiliares o por bloques de pisos. Lo mismo ha acontecido, por ejemplo, en la calle Real Utrera. ¿Qué se ha conseguido? Dejando volar mi imaginación, diré que estas dos calles cada vez se asemejan más a las grandes vías de otras ciudades por la altura y envergadura de sus edificios. A mí me recuerdan la calle Ancha de Cádiz, salvando las distancias, o más todavía la calle Larga o la Porvera, de Jerez de la Frontera, salvando igualmente las distancias.

Y también podemos hablar de los edificios singulares. Se han construido desde edificios públicos hasta iglesias modernas, más o menos bellos según los gustos. A mí que me gusta mucho la arquitectura moderna y tiendo a valorar mucho estos edificios.

El conjunto de iglesias modernas es singularmente bello. Yo siempre destaco, pues me parece una de las iglesias modernas más bellas de todo el arzobispado, la Parroquia del Ave María y San Luis, obra de los arquitectos Rafael López García y Daniel Conesa López, templo amplio, luminoso, con su atrio como las iglesias paleocristianas, su capilla del Sagrario, muy bella y recoleta y su bello presbiterio dominando toda la iglesia.

Pero, también me parecen muy interesantes las parroquias de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando; Nuestra Señora de la Oliva, obra de los mismos Rafael López García y Daniel Conesa López que se nos presenta como un gran cubo de una gran belleza y luminosidad; la pequeña parroquia del Divino Salvador; la Parroquia de Nuestra Señora del Rocío, obra de Fernando Barquín y Barón, en forma de cruz latina; la bellísima parroquia de Nuestra Señora de Valme y Beato Marcelo Spínola de La Motilla, etc. etc. Caso aparte es el Carmelo de la ciudad, el Monasterio de San Jose de Madres Carmelitas Descalzas, edificado en terrenos de Vijaldón y Doña María, proyectado en 1971 por los arquitectos Ricardo Espiau Suárez de Viesca y Manuel Tarascó Rastrojo. Se trata de un amplio y hermoso edificio. Su funcional iglesia destaca por su luminosidad, la belleza de su sencillo presbiterio que preside un desconocido y barroco Cristo y una imagen de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

Pero también se han construido muchos edificios modernos con evidentes méritos. Dejando bien sentado, que echo de menos la vieja plaza de abastos, no dejo de comprender que el nuevo mercado de abastos, obra de los dos citados Rafael López García y Daniel Conesa López, es una obra moderna de gran ambición y envergadura. Aunque por fuera, que guste es cuestión de gustos, hay que tener en cuenta su funcionalidad y lo bien distribuido que está. Es, por tanto, una obra adecuada a lo que es Dos Hermanas, una gran ciudad se mire por donde se mire.

Otro edificio emblemático es el nuevo teatro Juan Rodríguez Romero, que pensando mucho, se parece al Potala de Lhasa, capital del Tibet, palacio de los Dalai Lama.

En cuanto al Ayuntamiento, no cabe duda que era muy bello el que perdimos junto a la casa de Carlos Delgado de Cos, obra de Juan Talavera, aunque las Casas Consistoriales las terminó Antonio Delgado Roig. En sus tiempos lo consideré una gran pérdida. Pero no cabe duda de que el nuevo edificio es uno de los más bellos de la ciudad en la actualidad. En la fachada se ha querido recrear con evidente acierto el antiguo edificio y en el resto se ha ejecutado un edificio más moderno. Pero, sobre todo, destaca por dentro. Tiene una acertada distribución para todas las dependencias que necesita, la que ya digo es una gran ciudad como es nuestra querida Dos Hermanas, sean grupos políticos, salón de plenos, despachos, recaudación, etc. etc.

Pero no quiero dejar de decir algunas palabras sobre nuestras huertas, haciendas, cortijos, recreos. Dos Hermanas es una ciudad que mira al futuro pero no puede dejar atrás el rico legado que nos han dejado nuestros mayores. Desde los restos en el pueblo de la hacienda de Montefrío y de la hacienda del Lanero, hasta las numerosas haciendas y cortijos que llenan nuestro término municipal como Ibarburu, Los Molinos de Maestre, Lugar Nuevo, Santa María de Medinilla, San Miguel de Montelirio, Meñaca, Bertendona, Nuestra Señora del Rosario, Bujalmoro, Las Matas del Castillo, etc. etc. el patrimonio rural de nuestra ciudad es extremadamente importante y merece la protección de nuestro Ayuntamiento y de otras entidades.

Pero no son sólo las haciendas también están las huertas. Estoy recordando la huerta los ‘Coloraos’, o la huerta Divina Pastora, la huerta San José, propiedad de la Casa de Alba, o los recreos, como el recreo San Rafael o la Huerta Santa Ana, la conocida ‘Huerta Abaurre’ ambos destinados a otros usos.

Y voy a ir acabando. Me queda un punto por tocar y es la arquitectura más reciente que se está construyendo en Entrenúcleos. Se trata de las nuevas universidades, la Pablo de Olavide y la de San Ignacio de Loyola. La segunda es totalmente vanguardista, dando un toque totalmente contemporáneo a nuestra ciudad, sobre todo si se compara con un edificio cercano de traza medieval como es la hacienda de la Torre de Doña María, la popular Dehesa, propiedad que fue de esa gran benefactora de Dos Hermanas que fue Concepción Ybarra Ybarra.

Pues bien, puede decirse que en Dos Hermanas se ha dado todo tipo de arquitectura desde las ruinas prerromanas y romanas de Orippo, hasta el mudéjar de la ermita de Santa Ana y la ermita de Nuestra Señora de Valme, el barroco de las haciendas, el neoclásico de la Parroquia mayor de Santa María Magdalena, el regionalista de los recreos y los nuevos estilos, singularmente el racionalismo de muchos edificios modernos o el neogótico de una iglesia como la del Colegio de San Hermenegildo de Padres Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores.

En fin, puede decirse que vivimos en una ciudad moderna, donde convive con el pasado la arquitectura más vanguardista con los restos de todo tipo de arquitectura. Puede decirse para finalizar que tanto el Ayuntamiento como los particulares han participado en esta remodelación de la ciudad en los últimos años mandando construir nuevos edificios que han cambiando radicalmente la imagen de la ciudad que conocimos en nuestra infancia. Hoy vivimos en una Dos Hermanas moderna que encara de otra forma el siglo XXI.

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