Sor Visitación Gutiérrez Panal, una dominica hija de Dos Hermanas

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Sor Visitación

Todo el que conoció a Sor Visitación Gutiérrez Panal la define, sin duda, como un personaje entrañable

Escribo este artículo todavía conmocionado por la noticia de la muerte de Sor María de Gracia, dominica del Santísimo Sacramento del Colegio de Santa Ana, hija de la bella Carmona y que tanto y tan bien sirvió en nuestra Parroquia de Santa María Magdalena y en su colegio.

Pero, hoy, me toca hablar de una hermana de hábito de la anterior que ha muerto también recientemente y que era hija de nuestro pueblo. Se trataba de Sor Visitación Gutiérrez Panal, llamada en el mundo Milagrosa. Nació el 14 del 10 de 1934 en Dos Hermanas, hija de José Gutiérrez y Ana Panal. Tuvo un hermano José que casó con Dolores Fernández González. Estudió en el Colegio de Santa Ana y, después como muchísimas mujeres de su tiempo y condición, trabajó en los almacenes de aceituna. Entró en religión, en la Congregación de Dominicas del Santísimo Sacramento o, como es conocida, la Congregación del Beaterio de Jerez de la Frontera en 1952, a los 20 años. Hizo sus primeros votos el 30 de agosto de 1954.

Tal era su valía que ocupó puestos de responsabilidad en la congregación como el de procuradora en 1973 –en otras órdenes y congregaciones se conoce como ecónoma encargándose del abastecimiento. Igualmente fue superiora en las casas de Madrid y Jerez de la Frontera.

Desde su entrada en la congregación hasta el día de su muerte y su unión con Dios vivió entregada a las diversas labores que se le encomendaron.

Estuvo destinada en Olivenza, Torralba de Calatrava, Dos Hermanas, León, Madrid, el Seminario Diocesano de Jerez de la Frontera y el Beaterio del Santísimo Sacramento del mismo Jerez que es la casa madre de su congregación. En esta última casa, fue cocinera. Dejó la cocina a los ochenta años y los siguientes ocho años estuvo ayudando en las labores de su comunidad. Según coinciden sus hermanas de hábito, era una persona que estableció vínculos importantes y  que amaba y se dejaba querer.

Era, no me cabe duda porque la  traté mucho, una persona carismática con ese carisma inefable de los verdaderos hijos de Dios y de la Virgen. Su carácter afable hacía que quien se acercara a ella se sintiera como en casa. Era, además, una mujer humilde, muy humilde, y obediente que predicó con su vida el Evangelio siendo una religiosa dominica de vida activa de los pies a la cabeza. Con su rosario en la mano, emblema y sello de la Orden de Predicadores, los Dominicos, a una de cuyas congregaciones pertenecía y encomendándose al Corazón de Jesús –en el que hay que confiar en  todo momento- y de la mano de la fundadora de su congregación la Venerable Madre María Antonia de Jesús Tirado (1740-1810), conocida como la gran mística de Jerez, pasó a la vida de los elegidos el 20 de mayo del 2023. Dejó a todos, hermanas de hábito, familiares y amigos con el corazón triste y el recuerdo entrañable de su persona. Se murió como vivió a los ochenta y ocho años, sin hacer ruido.

Y quiero abundar un poco en este aspecto de persona entrañable. Era una persona cercana, cariñosa y sacrificada, amiga de sus amigos. Vivió entregada a los demás. Yo recuerdo perfectamente cuando estaba  destinada en nuestro pueblo verla en misa en Santa María Magdalena y la saludaba. Su saludo siempre era entrañable, con ese halo de cariño y alegría que poseen las personas buenas.

Por otra parte, era un personaje típico de Dos Hermanas. Trabajó de aceitunera y muy joven aún sintió la llamada de la vida religiosa en la familia religiosa dominicana. No fue el único caso que se dio en nuestro pueblo. Se puede nombrar a la hermana Ana María Domínguez, también aceitunera, que ya mayor entró en el Monasterio de San José de Madres Carmelitas Descalzas donde llegó a ocupar el cargo de priora, siendo una monja ejemplar como fue una buena trabajadora. 

También, quiero hacer una reflexión sobre nuestro Colegio de Santa Ana y las Dominicas del Santísimo Sacramento. Las religiosas tenían como capilla la de Santa Ana, nuestra patrona. Aparte de servir al colegio, durante un tiempo tuvieron un centro de niños y sirvieron a la Parroquia de Santa María Magdalena como sacristanas. Recuerdo especialmente a estas últimas: a la eficiente Sor Carmen, a la influyente Sor Paz con tanto ascendiente sobre los numerosos monaguillos, a la amable Sor Inmaculada, a la impetuosa Sor Soledad, mujer de gran mundo y genio que murió  en la comunidad de Dos Hermanas. Todas cumplieron eficazmente con su labor en la sacristía de nuestra importante y difícil parroquia mayor.

¡Cuántas y cuántas dominicas han pasado por Santa Ana! Sor Rosa, Sor Fátima, Sor Marisa –que fue general de su congregación- Sor Antonia, Sor Leticia, Sor Francisca, la otra Sor Francisca, Sor Prado, Sor Natividad, etc. etc. Hay que decir que, durante un tiempo, la casa nazarena fue noviciado de esta rama de la Orden de Predicadores.

Me gustaría citar también a las dominicas que han sido hijas del pueblo. Hoy vive Sor María Herrera Cebador, que está destinada en Santa Ana pero también hay que citar a Sor Valme, ya difunta, y a Sor Patrocinio Bando Reina, también difunta que murió en un accidente de tráfico y que era hermana de una adoratriz que todavía está entre nosotros Sor María Bando Reina. Ellas cuatro se unen a las numerosísimas Hijas de la Caridad, Carmelitas Descalzas, Compasionistas, Agustinas Ermitañas, Hermanas de la Sagrada Familia de Urgel, Hermanas de la Caridad de Santa Ana, etc. consagradas, religiosas y monjas que han nacido en Dos Hermanas. Sobre todo, destacan por su número las Hijas de la Caridad.

Todas ellas han vivido su vocación con valentía y entrega. Visi, como la conocían sus hermanas, era un ejemplo de buena religiosa nazarena, nacida en un pueblo levítico como Dos Hermanas, donde se consagraron, como se ha visto, numerosas mujeres y se consagraron y han  seguido consagrándose muchos sacerdotes y religiosos, de tal forma que en el Seminario Diocesano no faltan los jóvenes de Dos Hermanas que, dejándolo todo,  han ido en pos de Cristo. 

El vacío que ha dejado Sor Visitación en su congregación ha sido muy grande. Sus hermanas la querían mucho y ella también a ellas. Visi tenía ese halo de santidad y misticismo, sin alharacas ni relumbrones, que tienen las personas buenas, entregadas a Cristo, a su Iglesia y a los hombres. Si ha dejado  tan honda huella en su familia religiosa, no ha sido menor en su pueblo y en su parroquia donde ha sido muy sentida por los feligreses que la trataron. 

Fue también una trabajadora eficaz ejerciendo sus oficios en su congregación con maña y acierto, desde el muy comprometido de procuradora hasta los de superiora y cocinera ya mayor en la casa madre. 

Y tengo que ir acabando, agradezco mucho a Sor Natalia, la joven y eficiente madre general de las Dominicas del Santísimo Sacramento y a Sor María del Mar, jerezana de ley y superiora de Santa Ana de Dos Hermanas la información que me han prestado. 

Sólo decir que siempre estará en mi recuerdo la memoria de Sor Visitación Gutiérrez Panal, Milagrosa –consoladora advocación de María que se apareció a la hija de la Caridad Santa Catalina Labouré- en el mundo junto a tantísimas dominicas de cuya amistad he gozado y que he conocido desde mi infancia.

Quede de Sor Visitación, de Visi, el recuerdo de una persona entrañable, amable y afable, de una verdadera seguidora de Cristo e hija de  la Virgen María, sobre todo en su consoladora advocación del Rosario, que tanto y tanto han propagado los religiosos y religiosas de la Orden de Predicadores. 

Adenda

Sabía que me iba a olvidar algunos puntos en mi Crónica de Valme. Como no quiero dejar nada atrás, los añado ahora. En primer lugar, decir que se ha montado una documentadísima exposición sobre la Coronación en la Almona, coordinada por Hugo Santos Gil. En segundo decir que un numeroso grupo de mujeres con mantilla negra acudieron a los actos del sábado. En tercero, para precisar más, que no fue propiamente la coral Regina Coeli la que cantó en el traslado al Arenal sino la Escolanía de niños de 6 a 12 años de la misma asociación Regina Coeli. Por último, que actuó en la misa estacional la orquesta de cámara Al-Madain –dato que no he encontrado en ninguna fuente- acompañando a la Regina Coeli.

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