Crónica de Cuaresma y Semana Santa en Dos Hermanas (y IV)

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Santo Entierro

Y  llego ya al final de esta crónica cuaresmal y de Semana Santa hablando, en primer lugar, de la Cofradía del Santo Entierro. Su desfile fue tan majestuoso como siempre y su entrada destacó por su seriedad y esplendor. Aún así echo de menos las representaciones de las hermandades que le daban un innegable sabor y mayor esplendor al cortejo. Hoy parece más una cofradía más, al estilo de Vera-Cruz y el Gran Poder que nuestra gran hermandad oficial. Pero, de todas formas, hay detalles, muchos detalles que debemos destacar de tan suntuoso desfile. Por una parte está la presencia de las tres Virtudes Teologales –Fe, Esperanza y Caridad- y la Santa Mujer Verónica – como en la Amargura- a las que se suman las Tres Marías –Magdalena, Cleofás y Salomé-. Este año el paño de la Verónica era obra de Rosa Ferrer de Couto de los Ríos y se inspiraba el rostro en el Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes de Sevilla. Muy interesante era también la candelería de la Virgen con dibujos en los cirios que representaban el escudo de la hermandad, el de la Soledad, el del Ayuntamiento y el de los papas que han proclamado dogmas marianos como San Celestino I –Maternidad Divina en el 431-, San Martín I –la Perpetua Virginidad de María en el 649-, Pío IX -la Inmaculada Concepción en 1854- y Pío XII -la Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos en 1950-. Por último, se mostraban dibujos que enseñaban los cuatro dogmas. Este trabajo ha sido obra de Marco Antonio Moreno Acosta, Aurora Ruiz Moreno, Jesús Durán López, Carlos Torralva Espigares y Soledad Delgado Pizarro. María en su Soledad se ataviaba con su saya bordada obra de Juan Ramírez y llevaba una bella media luna. También es de destacar el colchón nuevo que estrenaba el Cristo, de gran belleza y finura. Por último me gustaría decir que la corporación municipal y demás representaciones –excepto el Consejo de Hermandades y Cofradías- se retiran en un momento del itinerario tal como se hace en Sevilla donde tampoco recorren toda la carrera de la cofradía. A mi no es que me guste mucho pero comprendo que se haga así. Lo que si creo es que la corporación municipal y lo diré hasta que me canse debe ir acompañada de maceros de luto con mazas a la funerala y si es posible de la guardia municipal en traje de gala. Le da este hecho un indudable sabor a la procesión oficial de nuestra Semana Santa o a cualquier otra procesión oficial sea laica o religiosa. Por otro lado, la cofradía está llena de otros detalles como el muñidor, la seriedad del cuerpo de nazarenos, la música de capilla del Señor pero, vamos, que creo que ha perdido bastante al intentar asemejarse a una procesión más de las serias de nuestra Semana Santa cuando lo que se debe buscar es la variedad y, sobre todo, la espectacularidad dentro del estilo propio, tan marcado y bellísimo, de la hermandad.

El Domingo de Resurrección la Cofradía celebró Solemne Función a las 12.00 de la mañana montando un espectacular y bello altar que lució durante toda la Octava Pascua.

Y ahora en este artículo hablaré de detalles que se me han escapado en las crónicas anteriores sobre esta una de nuestras grandes fiestas. Ya hablé de los traslados y me llamaron especialmente la atención los del Gran Poder de su capilla a Santa María Magdalena y viceversa –tan serios, tan solemnes, tan frecuentados por la piedad de los fieles-, el traslado interno de Jesús Orando en el Huerto previo a su triduo –tan desconocido y devoto- y también los de vuelta  de la Borriquita y la Oración en el Huerto del Domingo y del Lunes de Pascua de Resurrección respectivamente.

Por otro lado, la presencia del clero ha sido intensa en nuestras cofradías saliendo por ejemplo en las cofradías de Santa María Magdalena el clero de la parroquia mayor formado por el párroco don Manuel Sánchez de Heredia y el vicario parroquial don Rafael Gutiérrez Fernández –yendo el primero de preste en alguna cofradía- o del párroco del Divino Salvador don Francisco de Asís Bustamante Sáinz que ya dije que iba de preste en la Amargura o de don Manuel Chaparro, párroco de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando que presidía la procesión de la Santa Cena en la tarde del Jueves Santo.  En cuanto a la música, no es precisamente mi especialidad porque me llevo todo el santo año viendo procesiones y oyéndola en la calle pero hay que destacar tanto el trabajo de las buenas bandas locales como el de las foráneas. Quizá sería conveniente que el Señor de la Vera-Cruz llevara música de capilla. Me explico. Aunque a la imagen por su extremada seriedad y sobriedad no le pega una banda, y aún así se la conoció siempre con ella, quizá sea conveniente que lleve música de capilla para seguir el primitivo espíritu de las reglas de 1544, aprobadas en 1554, que mandaban llevar trompetas de ronco dolor –ni más ni menos que como en muchas cofradías-. Yo, por lo menos, lo pienso así. A la vez aunque aproximaría a la cofradía al esquema del Santo Entierro la diferenciaría cada vez más del Gran Poder, cofradía a la que si es intrínseco el no llevar ningún tipo de música.

Con respecto al trabajo de los costaleros, en Dos Hermanas se está produciendo el fenómeno de la participación de numerosos costaleros sevillanos en algunas cofradías –de todos sabidas- pero hay que tener en cuenta que es tal la afición al costal en nuestra ciudad que muchos de nuestros costaleros llevan pasos sevillanos. Suelo fijarme mucho en la manera de cargar de las muchas y muy diversas ciudades de Andalucía. No es lo mismo el hombre de trono de Málaga, que el cargador de Cádiz, que la molía de Jerez de la Frontera que el costalero sevillano o de su amplio entorno. Lo que si hay que tener en cuenta es que se debe intentar llevar los pasos bien y no darle, por supuesto, más protagonismo a los costaleros que el que tienen en la  vida de las hermandades. Su papel es fundamental porque en caso contrario no saldrían los pasos pero son siempre elemento subordinado como el nazareno o el músico. La voz cantante la tienen, como es lógico, la junta de oficiales, nuestra popular mesa, usando la palabra más tradicional y castiza y, en todo caso, el cabildo general de hermanos y son totalmente inconvenientes los grupos de poder que tanto daño han hecho a tantas cofradías, instituciones eclesiales de culto y caridad y no centros para el lucimiento de unos u otros. Por ello me preocupan muy especialmente los conflictos que pueden surgir de cualquier sector de nuestras populares hermandades.

También me gustaría hablar de los vestidores tan buenos como Juanmi Martín Mena, Manolo Vargas de la Cruz, Paco Camero, Miguel León, Jeremy, Ferreras, etc. Hay que valorar que tengamos vestidores de primera categoría porque ello contribuye, y muchísimo, al lucimiento de las imágenes. Yo quisiera desde luego destacar el estilo tan serio que Juanmi Martín Mena le ha dado este año a la Virgen de los Dolores, logrando encuadrarla en el estilo austero que siempre hemos luchado para que tuviera tan popular imagen de austerísima advocación.

Y, por último, me gustaría hablar de los pregones. Este año se pronunció de nuevo la Exaltación de la Semana Santa del Centro de Participación Activa de Mayores Palacio de Alpériz que estuvo a cargo de Domingo Díaz Arevalo y que presentó José Castro Díaz. Yo tuve el honor de darlo el pasado año y me consta que en esta edición tuvo la misma brillantez y la misma presencia de público. Mas, sobre todo, hay que destacar el pregón de Semana Santa que pronunció el sacerdote, expárroco de Nuestra Señora de la Oliva y San José Obrero de la ciudad y hoy párroco de Nuestra Señora de Belén de Tomares don Gregorio Sillero Fernández. Se trató de un pregón denso y muy bien pronunciado pero en el que sobre todo destacaba la condición clerical del pregonero que estaba presente en toda su larga disertación. Muy interesante es que se fijara en las obras de misericordia, tema recurrente del año por encontrarnos en el año de la Misericordia, devoción de toda la vida aumentada por las revelaciones de Santa Faustina y que los últimos papas han fomentado muy especialmente. También son de destacar las notas de humor muy propias del pregonero y que ha mostrado en todos los años de servicio en nuestro pueblo donde ha predicado en cofradías en innumerables ocasiones. El pregonero se refirió oportunamente, como es de rigor, en una ciudad de tan pocas cofradías, hasta ahora, como la nuestra a todas las hermandades nazarenas, e intercaló su disertación con actuaciones de saeteros. Lo presentó su amiga Dolores Pérez Luna que habló muy sencilla y muy sentidamente de la biografía del sacerdote-pregonero contándonos por ejemplo su vinculación con cofradías como la Esperanza de Triana –reina de los corazones de tantos nazarenos-, las Aguas del Dos de Mayo o San Gonzalo. Yo, en resumen, lo vi un pregón muy sentido pero sobre todo fresco y natural muy en el estilo que don Gregorio intenta transmitir en sus numerosas predicaciones. Su vinculación a Dos Hermanas y el gran trabajo que ha hecho en nuestras cofradías en estos años justificaba de más su designación.

Por último me gustaría decir que la Dominica in albis o Domingo de Quasimodo salió con toda solemnidad la procesión de enfermos e impedidos de la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva organizada por el párroco don Rafael Fiol García de la Borbolla, la Agrupación Parroquial Sacramental del Dulce Nombre y en la que participó la Hermandad de la Presentación y las Asociaciones de la parroquia.

Y acabo así esta apretadísima crónica en este tiempo pascual de alegría por la Resurrección de Cristo esperando la mejor ventura para nuestra nación –que falta le hace- y nuestra ciudad. ¡Aleluya!

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