Historia de un bar de estilo americano en Dos Hermanas, el Soberao Jazz (III)

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José Luis López Jiménez

En este capítulo sigo a nuestro personaje por su trayectoria vital por el mundo

Dejé a nuestro protagonista la semana pasada viajando por el mundo, y concretamente, asomándose al mar Adriático, en la que fue poderosa república marinera –junto con Génova y Amalfi- de Venecia. Pero, el lugar central de su periplo por la vieja Europa era la próspera Alemania y, estando en ella, recibió la llamada de la patria para servir en el ejército, en él que antes estábamos llamados todos los varones. Y se tuvo que plantear qué es lo que hacía. Al mismo tiempo, la hoy su esposa, Carmen Ávalos Galván, se quedó embarazada de su hija Montserrat, nombre netamente catalán con la que rinde homenaje no sólo a Cataluña sino también, cómo no, a la Moreneta, su celestial patrona. Él vino a ver a su hija en Dos Hermanas y, después, se fue a la milicia a la isla canaria de Tenerife. Es significativo que, en el aeropuerto de Los Rodeos le cogiera el famoso choque de los dos Jumbos (27-3-1977), accidente tan sonado en su tiempo.

Sirvió en el cuerpo de Infantería, en el arma de Tierra en el año 1975-1976. Para todos los que hemos querido servir a Dios, por supuesto, a la patria y al rey en la milicia, o en la carrera militar, vemos que cumplió con sus deberes con España en unos tiempos en que así se exigía. Hoy han cambiado los tiempos -y sus exigencias- y no es ni mejor ni peor. Simplemente, es distinto.

Pero prosigo. Nuestro protagonista residió en el campamento de Hoya Fría, en el municipio de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, donde se acuartelaba el CIR 15, ciudad famosa por sus playas, su hospitalidad, sus carnavales, etc. Es notable, que estaba cerca de Taco, conjunto de barrios de la ciudad de San Cristóbal de la Laguna, ciudad insigne por su universidad, por ser residencia principal del obispo, por su catedral de Nuestra Señora de los Remedios, su patrona, y sobre todo por su Santo Cristo de la Laguna, al que Andrés Hernández Alvelo ‘El Ciego’, natural de esa ciudad y personaje popular de Dos Hermanas, le pagaba todos los años una función alrededor del día 14 de septiembre en San Sebastián.

Luego pasó al cuartel de Infantería 49, al lado de la misma ciudad, en el camino del aeropuerto de Los Rodeos. Ya en esta época, se relacionó, y mucho, con el mundo de la música. Fue tambor y corneta de órdenes. Requinteaba bien. No quiso, no obstante, ser cornetín. Tal era su pericia en el difícil, y a la vez fácil, mundo de la Música, que el brigada lo ponía detrás de él y tocaba y, por tanto, lo ponía a cargo de la banda. Así pues, consiguió el pase pernocta y se alquiló un piso en la majestuosa ciudad de San Cristóbal de La Laguna, tantas veces mencionada, y que es, con Astorga, Barbastro, Baza, Cartagena –ésta sin catedral-, Ciudadela, Coria, El Burgo de Osma, Getafe, Guadix, Ibiza, Jaca, Jerez de la Frontera, La Seo de Urgel, Mondoñedo, Orihuela, Plasencia, Segorbe, Sigüenza, Solsona, Tarazona, Tarrasa, Tortosa, Tuy, Vich, etc.etc. es una de las típicas y bellas ciudades episcopales que no son capitales de provincia.

Y, es muy importante, que estudió primero de solfeo con una violoncelista de la Sinfónica de Tenerife llamada Consuelo Carballo. Le tocó por ejemplo al rey Juan Carlos I. Lo cierto es que, como ya es sabido, lo quisieron poner de cornetín de órdenes.

Pero, acabó la milicia, y siguió su vida errante y se fue a trabajar con un amigo de jornalero del campo a la provincia de Cuenca, concretamente a Las Pedroñeras, donde recogió ajos, comida de villanos junto con las cebollas, según los clásicos.

Pero, lo cierto y verdadero, es que ya tenía metido y muy profundo, el gusanillo de la música. Él dice que se había envenado en el cuartel a los 20 años. Es cierto, estaba en una edad crítica, en plena juventud y tenía toda la vitalidad del mundo.

Después, siguió en las labores del campo y se fue al Midí, al Mediodía, al Sur de Francia, concretamente a Trevillac, -Trévillach en francés-en el departamento de los Pirineos Orientales y región del Languedoc-Rosellón. Después estuvo en la turística ciudad de Cannes, en el departamento de Alpes Marítimos y en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. La ciudad, centro importantísimo de la Costa Azul, ya sabemos que es sede de un famoso festival de Cine.

Pero, con lo que ganó en la vendimia se fue a Toulouse, la bella ciudad universitaria, que reza a Notre Dame la Noire –Nuestra Señora la Negra- y es cuna de las Religiosas Compasionistas, fundación del insigne sacerdote Mauricio Garrigou y su dirigida Juana María Desclaux, que, como es sabido, tienen colegio en Dos Hermanas. En Toulouse, José Luis, se compró un saxofón, el saxo soprano y luego recaló en Barcelona, de nuevo en Barcelona, una constante en su biografía. Allí conoció a los primeros músicos. Como puede verse, llevaba una vida de auténtico bohemio.

Luego, se vino para Sevilla, concretamente para Dos Hermanas. Primero, trabajó en Rocrufer, con Cayetano Romero Cruz, personaje muy conocido de la sociedad nazarena, en la exposición de azulejos de venta al público. Después, tomó contacto con Fernando Florindo, de Dos Hermanas, que es, para él, como su hermano.

Centrándome en su vida musical, hay que contar que es fundador de la nombrada Orquesta Orippo, pero, no llegó a actuar nunca. También, hay que anotar que es fundador de la banda de música Antonio José Fernández Mejías, llamada popularmente la banda de ‘El Abejorro’. A su vez, y ello ya nos va dando pistas hacia dónde se encaminaría su vida y su trayectoria en el mundo de la música, formó parte del cuarteto ‘La Alpargata’, un jazz quartet.

Más ya va siendo hora, como he dicho, de fijarme en su vida musical y en su bar. Ello lo haré en el próximo capítulo pues, antes, debo hablar un poco de su matrimonio. Vive con su mujer, de la que ya hablaré más detenidamente, hace cuarenta y cinco años, nada más y nada menos, y hace siete años se casó por lo civil. Ya daré más detalles.

Ahora debo llegar a un punto que, como es sabido, considero fundamental en la trayectoria de una persona. De todos es sabido, que no pregunto los ideales políticos a no ser que la persona explícitamente me los quiera decir o que sea un político. Desde este punto de vista los he puesto en el caso de Carlos Benítez Saurel, un comunista histórico, e hijo de un buen amigo de mi casa como fue don Manuel Benítez Rufo y su mujer Marta Saurel, u otro comunista histórico como Luis Monge Ortiz, tío de mi gran amiga de toda la vida Consuelo Ramos Rodríguez, u otros muchos políticos como el socialista José López Guisado. Pero, en cambio, pregunto los sentimientos religiosos de la persona, que son guía segura para conocer sus ideales. José Luis López Jiménez lo tiene muy claro. Considera a Cristo ‘un Tío Enrollao’. Es un cristiano en su comportamiento, pues se ha adentrado y ha penetrado con esta sencilla frase en los misterios de la divinidad, sin tanto culto y tanta penitencia. Tiene su mérito. Él, que no se casó por la iglesia sino que lo hizo por el ayuntamiento con una celebración en la parcela. Él, hijo de un padre muy religioso, a pesar de sus contradicciones.

Otros datos también puedo ofrecer de sus sentimientos piadosos como que, a los dieciséis años, se metió bajo la Virgen del Rocío. Es un sentimiento difícilmente describible. Yo me he metido cuatro años, dos vestida de Reina en la aldea –nunca en su villa, su pueblo, de Almonte el día de la función de Iglesia- y dos en el traslado, siempre con la anuencia de los almonteños, que me consideran muy bien. Es algo para vivirlo. De verdad, es una experiencia única. José Luis la ha experimentado.

Era también hermano del Gran Poder y de Valme. Y tuvo una mala experiencia, un tropiezo en el Gran Poder que lo apartó y mucho de la Fe. No sé cómo explicarlo. Intentaré hacerlo con delicadeza. A lo que se ve dos cofrades –José Luis con extrema piedad y amor cela sus nombres- hablaban, tras la entrada del Gran Poder, sobre las imágenes de las otras Vírgenes, usando palabras groseras para definirlas. Tales eran los apelativos que usaban, que escandalizaron a él, el joven cofrade que los oía. Jesús dice en el evangelio de San Lucas que ay del que escandalice a los pequeños y estos ‘capillitas’ lo hicieron. Y le hicieron un daño irreparable porque lo apartaron de la Iglesia. Así fue, así lo cuenta, así lo dice.

Pero, en fin, tengo que acabar por hoy. Sólo diré que nuestro hombre tiene una gran simpatía por la Amargura, cofradía rabiosamente popular, del pueblo llano o no tan llano de Dos Hermanas que la quiere y la venera en esos barrios, que, en estos días, disfrutan, como ninguno, con el Carnaval, y también, se le escapa, su simpatía, por Vera-Cruz, cofradía como el Nazareno de Zamora, de toda clase de gentes, que tras pasar por difíciles momentos, que no han sido óbice para celebrar unos solemnes 475 años, ve llegada poco a poco la paz, que todos queremos, y yo deseo. Vale.

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